Verba volant, scripta manent.

Las aventuras de Martín. José Luis García Martín

José Luis García Martín  (Editorial Impronta, 2019)


NOTAS DE LECTURA.

Antoine De Saint-Exupéry dedica “El Principito” a su mejor amigo, León Werth  cuando era niño, porque como dice “todos los adultos han sido niños antes”.  He tenido la sensación de que algo así se propone el autor en este singular libro. No en vano, lo titula “Las aventuras de Martín” y lo subtitula “Contadas por él mismo y transcritas con total fidelidad por José Luis García Martín” y así, dando voz a su ahijado Martín -un niño de casi tres años- (bien se ocupa el personaje de dejarlo claro en distintas ocasiones “dentro de dos meses cumpliré tres años y dejaré la guardería”), superhéroe protagonista del libro, hace que durante la lectura volvamos a ser ese niño pícaro- en su primera acepción- que aún llevamos dentro.

Martín, le cuenta a su padrino mil y una aventuras que le ocurren día a día sin que  sus padres se den cuenta (que para eso es un superhéroe) paliando así el atroz aburrimiento que, parece ser porque así insiste en ello en cada capítulo, sufre a diario el autor.

Me he divertido mucho con “Las aventuras de Martin”, sobre todo a medida que iba transcurriendo el libro. Me da la sensación de que J.L.G.M.  le fue cogiendo el gusto a ir escribiéndolas (perdón, transcribiéndolas ) (las dos o tres primeras son más sencillas que el resto que van ganando en complejidad argumental y dialogística) y también a ponerse en la mente de un niño sin dejar de ser adulto (parece difícil ¿no?, yo creo que lo es mucho) y a ser, a la vez, su ahijado Martín sin dejar de ser él mismo, con ese particular sentido del humor inteligente y mordaz que le caracteriza.

 “— Te nombro ministro de cultura.
—¿Ministro de Cultura? ¿Qué te crees que soy? ¿un jarrón chino?”

Pasan por este libro desde tortugas voladoras, piratas, un gato paraguayo que le embarca a recuperar una esmeralda del emperador Atahualpa, el mismísimo monstruo del lago Ness ¡hasta un Tiranosaurio Rex que quiere destruir el mundo! pero lo más increíble -que no imposible porque para eso estamos leyendo un libro de aventuras de un superhéroe (aunque el superhéroe tenga apenas 3 años)-  es que, junto a estos fantásticos personajes se codean otros, tan actuales y dispares, como la reina de Inglaterra -que pone en jaque al mismísimo Sherlock Homes- o Donald Trump, etc, así como algún que otro poeta de distintas épocas y lugares.

Me ha sacado una sonrisa muchas veces por la perspicacia de sus diálogos, por su ironía y por esa capacidad extraordinaria para mezclar el imaginario común, de héroes y personajes, con la particular imaginación del autor.

Aunque he escuchado a J.L.G.M. que para este libro no ha querido, expresamente, ilustraciones, creo que, (y aquí dejo la propuesta al autor por ser un formato distinto), “Las aventuras de Martín” funcionaría perfectamente como un cómic. Se me viene a la mente Tintín o nuestro querido Pinín -asturiano de pro- (no en vano los títulos difieren en apenas 3 letras, Tintín, Pinín, Martín… ¿casualidad?) por la agilidad de sus diálogos, y escenarios tan diversos y cambiantes que, seguro, harían las delicias de un buen dibujante. Aprovecho para destacar ahora la ilustración de la cubierta del libro: el pequeño (sólo en edad y en estatura) Martín corriendo por una especie de laberinto; en una esquina, un gato (¿será Zasca, el personaje que sale en el libro? ¿será el de la caja de Schrödinger (en referencia a los superpoderes de Martín?), un globo (no se me ocurre medio de transporte más acorde a una aventura clásica), una luna (la noche y esas horas de sueño en las que los papás no saben que sus hijos se convierten en superhéroes) y un árbol que bien podría ser asimismo una pluma de escritor “a la antigua”. Me gusta mucho por la sencillez y, a la vez, complejidad. Característica ésta también del libro.

¿Es, entonces, “Las aventuras de Martín” un libro para niños? ¿es un libro para adultos? ¿para el niño que fueron esos adultos? ¿para el que niño que siguen siendo?... Como no me gusta meterme en jardines de los que seguramente no sé salir, eludo la respuesta y cambio la pregunta por: “¿Es un pájaro? ¿es un avión?... ¡es Martín!” mientras espero a la próxima entrega de sus aventuras que, deseo siga habiendo pues, como podemos constatar todos los días en los telediarios, el mundo anda muy escaso de superhéroes y, aunque parezca que no, habelos hailos.





4 comentarios:

  1. Habría tanto que decir de los héroes...como para creer en los superhéroes. Entonces, Martín, el que no está claro si es avión o pájaro, se encuentra dentro de esa categoría. Gracias, S.

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    1. Yo creo en los superhéroes y a ellos me encomiendo, Fackel, sobre todo si son niños :)
      Gracias ti por tu visita y comentario.

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  2. No creo en la literatura para...Por lo demás los cuentos "clásicos", la mayoría de las veces son tremendos.

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    1. Cierto, Enrique, la literatura es literatura. Ya encontrará cada libro a su lector. En todo caso, este libro es un tanto especial, de ahí los interrogantes finales. Pero recomendable a no ser que sea de mente obtusa.
      Un abrazo!

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