Verba volant, scripta manent.

Los siglos cambian, la condición humana permanece

Ambrose Bierce


«Dos políticos intercambiaban ideas acerca de la recompensa por servicios públicos. "La recompensa que más deseo - dijo el primer político - es la gratitud de mis conciudadanos." "Eso sería indudablemente muy satisfactorio - dijo el segundo político-, pero, ¡ ay !, para obtenerla tiene uno que retirarse de la política." Por un instante se miraron con inexpresiva ternura; luego el primer político murmuró: " ¡ sea la voluntad de Dios ! Ya que no podemos esperar esa recompensa, conformémonos con lo que tenemos". Y, levantando sus manos derechas del tesoro público, juraron conformarse».


("Fábulas fantásticas" de Ambrose Bierce, 1842-1914)




De escobas y granos



Hay pensamientos que, de tan obvios, parecen hasta tontos; pero el caso es que a nada que los reflexionemos nos daremos cuenta de cuán difícil es que, realmente, los llevemos a la práctica.
Conozco desde hace ya muchos años aquello de "grano no hace granero, pero ayuda al compañero"... pero nada, que nos empeñamos en ser mucho más grano que granero, o en no creérnoslo, o en no actuar de modo que pudiéramos llegar a serlo. Es más, muchas veces damos, incluso, en el empeño de transmutar(nos), los unos para con los otros, en esa otra clase de grano molesto que sale en salva sea la parte y que tanto perturba a quien lo sufre. La calle estaría limpia – dice Thomas Adams-  si todos barriéramos el pequeño trozo que tenemos justo delante de nuestra casa. Parece que él sí que entendió aquello del granero.




Hoy

María Alcantarilla
© María Alcantarilla


"Nunca la vida ha sido tan actual como hoy: por un tris no es el futuro."  

-Lispector-




(La combinación de cita y foto me la cedió muy amablemente la poeta María Alcantarilla de su facebook).



Presentación del número 18 de la Revista Anáfora

Yo leyendo el poema


Quién me iba a decir a mí que después de tantos años de haber entrado en estas aulas como alumna iba a hacerlo, además, para leer uno de mis poemas... ¡Cosas veredes!


Cartel de la presentación del nº 18 de la revista Anáfora




(El lugar es una de las aulas del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo y el motivo, la presentación del número 18 de la Revista Anáfora de Poesía)

Pd. Como puede comprobarse no estoy a la altura... al menos, de los micrófonos :)




Olvidarse de mirar

Coches en Madrid_Sandra Sánchez


Leo en un artículo escrito por Carmen Martín Gaite, en septiembre de 1961, su preocupación por la continua e incesante pérdida en la gente de la buena costumbre de contemplar debido a la prisa con la que empieza a trasladarse de un lugar a otro, a consecuencia del aumento del uso del coche. Y dice así: "La vehemencia de tener coche, de guiarlo, de trasladarse de un lugar a otro a la mayor velocidad posible, acaba por sustituir el deseo primero y más auténtico de conocer y contemplar. La gente, al irse olvidando de andar y al aceptar como artículo de fe la necesidad del coche para cualquier desplazamiento, va olvidándose también de mirar y cada vez se interesa menos por lo que se conoce y se abarca a paso de peatón, es decir, de persona."
No deja de sorprenderme -quizás por referirse al año 61, el cual sin parecerme tan lejano en el tiempo sí que me lo parece en lo que dice- esa reticencia al uso del coche, esa inútil (aunque esto lo sabría mucho después, claro) resistencia a tenerlo... Pero me conmueve, a la vez, esa nostalgia por la buena costumbre de la contemplación al caminar. No dejo de pensar qué opinión tendría ahora, C.M.G. del uso, no ya del coche, sino de los teléfonos móviles que tanto nos "corrompen" en ese "contemplar". Si ya de aquélla, se sorprendía de la "vehemencia de tener coche" ¿qué palabras utilizaría ahora para describir ese afán por renovar lo que todavía funciona para adquirir algo, cuyas novedades con respecto a lo que ya teníamos son, más bien, escasas?.
Y dice también esto en el último párrafo del artículo: "La esperanza, si hay alguna, está todavía en la mirada de las pocas gentes que, en vez de desesperarse echando de menos inciertos y lejanos paraísos, se sientan en un banco de su ciudad, cuando les dejan hacerlo, y se ponen a meditar con pausa y atención acerca de lo que tienen delante de los ojos y de lo que está un poco más allá de ellos."  A mí me parece precioso. Me lo parece por esa cierta ingenuidad que desprende leído ahora (no) tantos años después. Y no puedo evitar, a la vez, sentirme un poco culpable por no ser- todas las veces que quisiera- una de esas personas que se sientan en un banco a meditar; por usar, excesivamente, el teléfono móvil y olvidarme, a menudo, de mirar con mis propios ojos y no a través de su objetivo; y por ser mucho menos peatón de lo que podría y debería. 
Lo que, al menos, no soy - y esto lo siento como un alivio para mí- es una de esas personas que "echan de menos inciertos y lejanos paraísos". Algo es algo.




Arte natural


Esta mañana, en ese lapso impreciso de tiempo entre la noche aún y el amanecer, pude disfrutar de un auténtico espectáculo cromático en el cielo. Franjas de holgada anchura y color rosado intenso se alternaban con otras azules de igual vuelo e intensidad, pero además se hallaban todas ellas en una horizontalidad tan exacta con respecto a los edificios que parecía que el plano perpendicular hubiera sido creado ex profeso, y solamente, para dar perfección al momento.
Qué estampa tan bella y tan compenetrada. Fueron escasos los segundos que pude contemplarla, apenas lo que tardé en bajar la calle que, precisamente por empinada, ofrecía esa particular perspectiva. Hubiera merecido el cuadro algún tiempo más de asombro, de admiración y dedicación y  no sólo por la armonía de sus líneas, no sólo por lo bello de sus colores no sólo, ni tan siquiera, por la vastedad de sus dimensiones sino además, y esencialmente, por lo efímero de su permanencia.




El nacimiento de una revista de Poesía



Cuando la poeta y periodista avilesina, Isabel Marina, me contó su proyecto de editar una revista de Poesía, me pareció un gran idea. Ilusionante, sin duda, por lo que tenía de labor divulgativa y emocionante, cómo no, por poder ser ella la artífice de algo tan bonito. La veía feliz contándomelo, y cuando alguien te hace partícipe de una alegría, la alegría se multiplica. Me dijo también que le gustaría que yo formara parte del consejo de redacción, cosa que me halagó por un lado y me turbó por otro pues, como le dije en ese mismo momento, no creía (ni creo) tener los méritos ni tampoco la categoría suficiente como poeta para una "distinción" así o que, por lo menos yo, entiendo así (acompañaré en ese consejo a poetas de la talla de Ángeles Carbajal, José Luis García Martín, Juan Ignacio González y Ricardo Labra). Sea como fuere, el caso es que Isabel insistió en ello, no pudiendo yo por menos que ponerme, en ese momento, a su disposición para cuanto estuviera en mi mano. Y, hete ahí, que no sabía que muy pronto iba a poder aportar mi granito de arena a la revista, cosa que me hizo y me hace feliz:
me acuerdo que en esos momentos era todavía "la revista", no tenía aún título y esto era algo a lo que Isabel le daba vueltas pues su intención era que, el título englobara el espíritu trascendente de la Poesía así como también su belleza. Un título que no sólo nombrara sino que simbolizara. Me acuerdo que le empecé a dar vueltas al tema y, recuerdo, que estando en casa pensando sobre ello se me vino a la cabeza el título del famoso poema de Cavafis que siempre me ha emocionado, precisamente, por eso, por lo que simboliza: "Ítaca" . Así que, emocionada y expectante se lo propuse a Isabel. Le encantó. Dijo que le gustaba muchísimo y que seguramente fuera ése el título definitivo, lo que me dio mucha alegría, principalmente por poder aportar algo importante a su proyecto - la verdad que, el título, a mí también me encantaba- y también porque siempre he creído que, cuando una idea tiene nombre esa idea se transforma, por fin,  en algo real y tangible.

Había proyecto, había nombre, había intención y sobre todo ilusión y ganas. Sólo quedaba ponerse a trabajar en ello.
Por mi parte, me comprometí a escribirle una reseña, en este caso del poemario "La vida menguante" del poeta Pedro Luis Menéndez, así como otros poetas y colaboradores que también escribieron la suya.
Me consta que el trabajo de Isabel, como editora- y también como redactora y colaboradora- ha sido arduo y laborioso pero también me consta su tesón y su empeño y, sobre todo, su pasión y su amor por la Poesía.
No he visto aún, en el momento de escribir estas líneas, el resultado en papel, aunque sí una prueba en PDF. Me ha gustado mucho. Sé que va a ser una gran revista y sé que los versos de tantos, y tan grandes poetas, van a encontrarse muy a gusto habitando sus páginas.

Así pues, ¡ larga vida a Ítaca!



NOTA: la presentación será en Avilés, el próximo martes 26 de noviembre, en el sitio y hora indicados en el cartel. La Poesía os espera,  ¡no faltéis !



La flor de mi orquídea

La flor que se resiste de mi orquídea


Esta mañana, me he encontrado a la flor de orquídea a la que ya le tocaba irse, desprendida de la vara y recostada en el hueco que forman las hojas verdes de la planta, como si éstas fueran una cuna, como si en sus últimos momentos, la flor, se hubiera agarrado a los brazos de su madre, como si se hiciera la dormida, como si no quisiera irse, o no quisiera irse del todo todavía.




Las aventuras de Martín. José Luis García Martín

José Luis García Martín  (Editorial Impronta, 2019)


NOTAS DE LECTURA.

Antoine De Saint-Exupéry dedica “El Principito” a su mejor amigo, León Werth  cuando era niño, porque como dice “todos los adultos han sido niños antes”.  He tenido la sensación de que algo así se propone el autor en este singular libro. No en vano, lo titula “Las aventuras de Martín” y lo subtitula “Contadas por él mismo y transcritas con total fidelidad por José Luis García Martín” y así, dando voz a su ahijado Martín -un niño de casi tres años- (bien se ocupa el personaje de dejarlo claro en distintas ocasiones “dentro de dos meses cumpliré tres años y dejaré la guardería”), superhéroe protagonista del libro, hace que durante la lectura volvamos a ser ese niño pícaro- en su primera acepción- que aún llevamos dentro.

Martín, le cuenta a su padrino mil y una aventuras que le ocurren día a día sin que  sus padres se den cuenta (que para eso es un superhéroe) paliando así el atroz aburrimiento que, parece ser porque así insiste en ello en cada capítulo, sufre a diario el autor.

Me he divertido mucho con “Las aventuras de Martin”, sobre todo a medida que iba transcurriendo el libro. Me da la sensación de que J.L.G.M.  le fue cogiendo el gusto a ir escribiéndolas (perdón, transcribiéndolas ) (las dos o tres primeras son más sencillas que el resto que van ganando en complejidad argumental y dialogística) y también a ponerse en la mente de un niño sin dejar de ser adulto (parece difícil ¿no?, yo creo que lo es mucho) y a ser, a la vez, su ahijado Martín sin dejar de ser él mismo, con ese particular sentido del humor inteligente y mordaz que le caracteriza.

 “— Te nombro ministro de cultura.
—¿Ministro de Cultura? ¿Qué te crees que soy? ¿un jarrón chino?”

Pasan por este libro desde tortugas voladoras, piratas, un gato paraguayo que le embarca a recuperar una esmeralda del emperador Atahualpa, el mismísimo monstruo del lago Ness ¡hasta un Tiranosaurio Rex que quiere destruir el mundo! pero lo más increíble -que no imposible porque para eso estamos leyendo un libro de aventuras de un superhéroe (aunque el superhéroe tenga apenas 3 años)-  es que, junto a estos fantásticos personajes se codean otros, tan actuales y dispares, como la reina de Inglaterra -que pone en jaque al mismísimo Sherlock Homes- o Donald Trump, etc, así como algún que otro poeta de distintas épocas y lugares.

Me ha sacado una sonrisa muchas veces por la perspicacia de sus diálogos, por su ironía y por esa capacidad extraordinaria para mezclar el imaginario común, de héroes y personajes, con la particular imaginación del autor.

Aunque he escuchado a J.L.G.M. que para este libro no ha querido, expresamente, ilustraciones, creo que, (y aquí dejo la propuesta al autor por ser un formato distinto), “Las aventuras de Martín” funcionaría perfectamente como un cómic. Se me viene a la mente Tintín o nuestro querido Pinín -asturiano de pro- (no en vano los títulos difieren en apenas 3 letras, Tintín, Pinín, Martín… ¿casualidad?) por la agilidad de sus diálogos, y escenarios tan diversos y cambiantes que, seguro, harían las delicias de un buen dibujante. Aprovecho para destacar ahora la ilustración de la cubierta del libro: el pequeño (sólo en edad y en estatura) Martín corriendo por una especie de laberinto; en una esquina, un gato (¿será Zasca, el personaje que sale en el libro? ¿será el de la caja de Schrödinger (en referencia a los superpoderes de Martín?), un globo (no se me ocurre medio de transporte más acorde a una aventura clásica), una luna (la noche y esas horas de sueño en las que los papás no saben que sus hijos se convierten en superhéroes) y un árbol que bien podría ser asimismo una pluma de escritor “a la antigua”. Me gusta mucho por la sencillez y, a la vez, complejidad. Característica ésta también del libro.

¿Es, entonces, “Las aventuras de Martín” un libro para niños? ¿es un libro para adultos? ¿para el niño que fueron esos adultos? ¿para el que niño que siguen siendo?... Como no me gusta meterme en jardines de los que seguramente no sé salir, eludo la respuesta y cambio la pregunta por: “¿Es un pájaro? ¿es un avión?... ¡es Martín!” mientras espero a la próxima entrega de sus aventuras que, deseo siga habiendo pues, como podemos constatar todos los días en los telediarios, el mundo anda muy escaso de superhéroes y, aunque parezca que no, habelos hailos.





Joan Margarit, Premio Cervantes 2019

Joan Margarit dedicándome su Poesía Completa

Dedicatoria de Joan Margarit


Hoy, el poeta catalán, Joan Margarit ha sido reconocido con el prestigioso Premio Cervantes de este año y yo, tuve la suerte de conocerle precisamente hoy hace un mes (el pasado 14 de octubre, en Gijón), y de intercambiar con él unas palabras. 
Cuando lo publiqué en el facebook había escrito estas dos líneas: Tarde en Gijón con Joan Margarit. Poesía, sí, pero sobre todo (y eso fue lo mejor) humanidad, cercanía y lección de Vida.
Dijo Joan Margarit, en medio de algo que estaba contando, "en todas partes hay un poema"; ¡qué cierto!, pensé en aquel mismo momento (y hasta en las dedicatorias, pensé luego). 




A propósito del eufemismo

George Orwell

Dice Orwell en "La política y la lengua inglesa" que: "El estilo inflado es, en sí, un eufemismo. [...] El gran enemigo de un lenguaje claro es la insinceridad. Cuando se abre una zanja entre los objetivos reales y los declarados, uno se vuelve instintivamente hacia las palabras largas y los giros casi desgastados, como un pulpo que arroja tinta". Esto, lo leí hoy en los "Diarios" (Espasa, 2002) del periodista Arcadi Espada a propósito del eufemismo, del cual piensa (en el mal sentido) que es la figura retórica más importante del lenguaje periodístico así como la pieza clave del sistema periodístico. Y cuenta cómo la prensa, en uno de los recortes que guarda, al escribir sobre los integrantes de un comando terrorista, dice: "El tercer hombre contaría con unos cuarenta años y tendría manifiestas dificultades para correr o andar deprisa"; lo cual, troca  él a un lenguaje límpido y cristalino totalmente alejado de la negrura de aquella tinta de pulpo que decía Orwell: "terrorista y presunto cojo", apostilla Arcadi, poniendo fin al párrafo.




Horizontes

Elogio del horizonte. Eduardo Chillida. En Gijón. Foto: SandraSánchez


El otro día escuché en la radio una entrevista a Luis Chillida, hijo del famoso escultor Eduardo Chillida y, entre otras cosas interesantes, esto me llamó mucho la atención: cuenta Luis Chillida que su padre, Eduardo, tenía muchísima facilidad para el dibujo (aunque raramente llevaba luego a escultura lo que dibujaba) y hacía dibujos en poquísimo tiempo. Esto parece ser que era algo que el escultor tenía por un defecto pues era la mano -decía- y no la cabeza la que mandaba en esos momentos. Así que comenzó a dibujar con la mano izquierda y fue entonces cuando, al resultarle mucho más difícil y al tener que ir mucho más despacio y con más cuidado en la labor, la cabeza tomó el control del dibujo, o de la realización del dibujo, y dejó de hacerlo su (automática) mano.

*

NOTA: este texto no tiene ninguna connotación política (o no la tenía).


(Foto: Elogio del Horizonte. Eduardo Chillida. En Gijón)



Dos poemas míos hoy en el periódico La Razón

A primeros de octubre (creo que fue) Pedro Alberto Cruz Sánchez, colaborador del diario La Razón, se puso en contacto conmigo para ofrecerme paticipar, con algún poema inédito, en la sección de poesía "Las razones de la Poesía" para el diario La Razón, en su formato en papel. Acepté encantada y le envié dos poemas que se ajustaban a la extensión que me pedía. Bueno, pues hoy 10 de noviembre, día de jornada electoral aquí en España, no sólo los políticos y la política llenan los periódicos sino también los poetas y la poesía, y dos de esos poemas son de quien escribe estas líneas con la gratitud y la alegría que corresponde a algo así.
Dejo la foto del recorte del periódico con los poemas en cuestión y la foto, también, de la página entera en grande donde se pueden leer, asimismo, los buenísimos poemas del poeta Carlos de la Cruz, compañero de versos, hoy, en este espacio tan singular.

Mis dos poemas en el diario La Razón 10-Nov-2019

página completa La Razones de la Poesía junto a Carlos de la Cruz


(Creo que pinchando en las fotos se pueden ver más grande o, también, descargarlas para poder ampliar)


Círculos que se cierran

Uno de mis libros del sello Círculo de Lectores


Justo hasta hoy. Círculo de Lectores echa el cierre definitivamente, leo en el País digital, por "el cambio de hábitos de consumo de los ciudadanos". Hace años, muchos ya, que no soy socia del Círculo, aunque lo fui unos cuantos, bueno más bien lo eran en mi casa y yo disfrutaba de los libros que llegaban, así como de elegir libro en la revista que traía las novedades literarias y los clásicos de siempre y que, poco nos importaba de aquélla si era un catálogo muy amplio o no. El caso es que creo que comencé a disfrutar del placer de los libros (no me refiero sólo a la lectura sino a tenerlos físicamente, el tacto de las hojas, el olor al abrirlos...) con los de este sello. Exquisitamente editados ( tal vez tal o cual novela no hubieran merecido tanto), hacía que tuviéramos la sensación de estar adquiriendo siempre algo de gran valor y, eligiendo bien, así era. Aún guardo como oro en paño alguna de sus colecciones con un cariño inmenso.
Se ha cerrado el círculo de los lectores que comenzamos a serlo con aquel club y, efectivamente, yo soy una de "esos ciudadanos que han ido cambiando de hábitos de consumo" (aunque actualmente consuma, en realidad, muchos más libros que en aquella época). Y pienso ahora que desde entonces  (como ocurre tantas veces cuando se pierde algo) no lo había echado de menos… justo hasta hoy.




El oficio de vivir. Cesare Pavese

El oficio de vivir. Cesare Pavese


"Que alguna de mis últimas poesías sea convincente no le resta importancia al hecho de que las compongo con cada vez mayor indiferencia y repugnacia."

"Comienza la Poesía cuando un majadero dice del mar «parece aceite».

"En el fondo el poetizar es una herida siempre abierta donde se desahoga la buena salud del cuerpo".

"La mayor culpa del suicida no es matarse, sino pensarlo y no hacerlo".

"La recompensa por haber sufrido tanto es que después nos morimos como perros".

"La única alegría del mundo es comenzar. Es bello vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante. Cuando falta este sentimiento - prisión, enfermedad, costumbre, estupidez-, querríamos morirnos."

"No deberías tomar nunca en serio las cosas que no dependen de ti solo. Como el amor, la amistad y la gloria".

"Mi felicidad sería perfecta si no fuese por la fugitiva angustia de adivinar su secreto para encontrarla mañana y siempre. Pero quizá me confundo: mi felicidad está en esta angustia. Y una vez más recupero la esperanza de que quizá mañana bastará con el recuerdo".

"Hay algo más triste que envejecer, y es continuar siendo un niño".

"Amar a otra persona es como decir: de ahora en adelante esta otra persona pensará en mi felicidad más que en la suya. ¿Hay algo más imprudente?".

"Él lo hace todo fuera, a la luz del sol, pero en la mujer hay que penetrar, hurgar, y todo sucede en las vísceras, en los raigones de la carne".

"Nunca le falta a nadie una buena razón para matarse".

"Hacerse amar por piedad, cuando el amor nace sólo de la admiración, es una idea muy digna de piedad".

"Tan estúpido que para encontrarle un fin a su vida ha tenido que hacer un hijo".

"Los hombres que tienen una tempestuosa vida interior y no tratan de desahogarse con los razonamientos o con la escritura, son sencillamente hombres que no tienen una tempestuosa vida interior".

"El arte de estar solo".

"Todo lujo hay que pagárselo. Todo es un lujo, empezando por el estar en el mundo".

"No es verdad que la muerte nos llegue como una experiencia en la que todos somos inexpertos (Montaigne). Todos, antes de nacer, estábamos muertos".

"Tener éxito en algo, en lo que sea, es ambición, sórdida ambición. Es lógico por  consiguiente recurrir a los más sórdidos medios".

"La fantasía humana es inmensamente más pobre que la realidad".

"Se perdona a los otros cuando nos conviene".

"No bastan las desgracias para hacer de un tonto un persona inteligente".

"No se puede conocer el propio estilo, y usarlo. Se usa siempre un estilo preexistente, pero de una manera instintiva que plasma otro actual. El estilo presente se conoce sólo cuando es pasado y definitivo y se vuelve a recorrerlo interpretándolo, es decir, aclarándose cómo está hecho.
Lo que estamos escribiendo es siempre ciego. [...] Escribir es consumar los malos estilos poniéndolos en práctica. Volver sobre lo ya escrito para corregir es peligroso: se yuxtapondrían cosas diferentes."

"La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida".

"Al leer no buscamos ideas nuevas, sino pensamientos ya pensados por nosotros que adquieren en la página un sello de confirmación".

"La juventud no tiene genio y no es fecunda".

"Madurez es aislamiento que se basta a sí mismo".

"El arte de vivir es el arte de tomar una actitud tal que no tengamos necesidad de invitar a las cosas ni a las personas, sino que unas y otras vengan a nosotros. Para conseguir esto no basta con despreciarlas, sino que también hay que despreciarlas".

"Sufrir, lo mismo que gozar, es ceder a la pasión".

"La mayor de las desventuras es la soledad".

"Los solteros se toman el matrimonio más en serio que los casados".

"Quien no hace hijos para no mantenerlos mantendrá a los de otros".

"La guerra barbariza porque, para combatirla, hay que endurecerse respecto a todo sentimiento y afección a valores delicados, hay que vivir como si esos valores no existiesen y, una vez acabada, se ha perdido toda elasticidad para volver a estos valores".

"La vida no es búsqueda de experiencia sino de sí mismo. Una vez descubierto el propio estrato fundamental nos damos cuenta de que encaja con el propio destino y se encuentra la paz".

"la vida práctica se desarrolla en el presente, la contemplativa en el pasado. Acción y memoria".

"El amor tiene la virtud de desnudar, no a los dos amantes uno enfrente del otro, sino a cada uno de los dos antes sí mismo".

"¡La fuerza de la indiferencia! es la que ha permitido a las piedras durar inmutables durante millones de años".

"Sólo se tiene piedad de las personas que no la tienen de sí mismas".

"Hay sólo un placer, el de estar vivos, y todo lo demás es miseria".





Campo de retamas. Rafael Sánchez Ferlosio

CAMPO DE RETAMAS de Rafael Sánchez Ferlosio


Algunos pecios...




"Los días felices los pone allí el recuerdo. Por eso son tan tristes".


"Menos mal que Darwin no podía ni remotamente imaginar que el segundo centenario de su nacimiento llegaría a coincidir con el cincuentenario del de uno de los más abyectos y repugnantes engendros de la regresión humana: la muñeca Barbie".


"Parece ser que hasta las más altas lenguas, como el propio castellano, se ven idenfensas frente a la tentación de dejarse caer en las inertes y recurrentes familiaridades del habla cotidiana, que ensalivan, chuperretean y envilecen cosa que nombren. Por ejemplo, ningún zoólogo podría dejar de mostrarse profundamente indignado y ofendido si en medio de una conversación sobre el ratón oyes de pronto a algún profano con el infecto y miserable comodín de «el simpático roedor».


"Cuando los ecologistas anunciaron por la prensa que sólo quedaba ya un último lince vivo todos los cazadores del país se dispersaron por esos montes escopeta en mano a ver quién se llevaba aquel trofeo de valor incalculable".


"El mitin electoral reaviva mis prejuicios contra la democracia de partidos. Todos ven la abyección de los oradores, pero nadie la del público. Si éste en los toros es el Respetable tan sólo porque puede aplaudir o pitar y abuchear, se vuelve el Despreciable allí donde no caben más que los aplausos y las aclamaciones. Si a una frase del orador alguien dijese «¡No, eso no!», sería acallado o tal vez hasta expulsado como intruso. El supuesto forzoso de la unanimidad incondicional convierte todo mitin en una práctica fascista: el local se transfigura en una Piazza Venezia, donde cualquier partido es «partido único». [...] "


"La idea de la muerte halló a menudo el favor de los filósofos, tal vez por parecerles un asunto apropiado para colmar su afán de ser trascendentales; los poetas, por su parte, la frecuentan como un comodín siempre a mano - como esos restos tan socorridos para la noche en que no hay nada que cenar- para servir de espejo en que cebar su nunca satisfecho narcisismo; a los hombres comunes y sencillos lo único que les preocupa de la muerte es no perder la compostura".


"(«Siempre mañana...») Si pasara ya el futuro de una vez, empezaríamos a tener tiempo de hacer algunas cosas".


"(Con permiso de Ockham) Como lo que ha pasado no puede dejar de haber pasado, la impresión que suscita, la de lo  irreparable, tiende a arrimarse a la idea de «lo necesario», de modo que el sentimiento de que el ayer es irreparable se expone a contaminarse con el de que es necesario; en ese instante ya está puestos los dos términos para el fatídico salto de proyectar « es necesario» en un « era necesario»; entonces se abre de  golpe la escotilla de los dos grandes demonios: el del destino y el de la providencia".


"Grafomanía. En el silencio de mi noche ardiente, las letras, locas, gesticulan voces".


"Cuando la acción se ha vuelto inercia y mentira, ya sólo la omisión es resistencia, deliberación y libertad". 


"(Orígenes) Guardaos de las verdades; no hay mala fe en sus rostros sonrientes, pero se han olvidado de que deben su reino, su cetro y su corona a una antigua victoria de la fuerza".


"El presente se pone en manos del futuro lo mismo que una viuda ignorante y confiada se pone en manos de un astuto y deshonesto agente de seguros".


"Tanto o más que de la alabanza, Dios es una creación de la blasfemia".




Ajustes

Vestigios de la antigua Fábrica de armas de La Vega_Oviedo_Sandra Sánchez


Mi casa es mi refugio; y todo refugio tiene, también, algo de cárcel.

***

Mima a la soledad cuando estés solo para que luego te acompañe de buena gana y con cariño cuando te encuentres solo.

***

Que me ría no quiere decir, necesariamente, que me haga gracia.




Poema y Cuadro

EL DESCENDIMIENTO de ROGIER VAN DER WEYDEN_Museo del Prado


EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ DE ROGIER VAN DER WEYDEN

Todo está bien.
Cogedlo por las piernas,
por el torso.
Las espinas de acacia
son de la región de mis padres.

No es carne, es un lugar,
un deshielo,
un arroyo que será país.
No habrá más resurrección.
Que los Lázaros lloren.
Hay cuerpos que descienden
como la culpa o la flor de vilano:
diseminan.
Ponedlo ahí, a vista de todos.
Que sea vecindad.



(El poema es del poeta Ramón Andrés (Pamplona, 1955) y esta joya de cuadro tenemos la suerte de poder admirarla en el Museo del Prado).




Sobre el Yo

Borges y Pessoa_Sandra Sánchez


Caen hoy en mis manos  dos lecturas que relaciono de alguna manera aunque no sé si acertadamente.
Por un lado, leo esta mañana (hoy que es domingo y puedo dedicar un rato a estos quehaceres) en el ensayo de Borges "La nadería de la personalidad" una frase que repite a lo largo de todo ese texto, si bien trata precisamente en dicho ensayo de defenderla adecuadamente, y dice así: "no hay un yo de conjunto" y es que es a través de sus propias reflexiones, y apoyándose también en nombres tan insignes como Torres de Villarroel o Schopenhauer, por las que descarta que en la suma de nuestras situaciones de ánimo (léase también recuerdos y vivencias, o así lo entendí yo) -suma conjetural y nunca realizada ni realizable- (sic) , pueda estribar el Yo.
Cambio, a la tarde, de lectura y me encuentro, entonces, con esta entrada de Pessoa en su "Libro del desasosiego": "Mi alma es una orquesta oculta; no sé por qué instrumentos tañe o rechina, cuerdas y harpas, timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía". Y, en el párrafo siguiente continúa: "Me he dado cuenta, en un relámpago íntimo de que no soy nadie. Nadie, absolutamente nadie".
No sé, si esa sinfonía de la que habla Pessoa pudiera ser, acaso, ese "yo de conjunto" al que se refería Borges. Si así fuere, entonces ¿ estaría Pessoa, entiendo, en desacuerdo con la afirmación borgiana antes comentada? o, a lo mejor y quizás lo más seguro, nada tiene que ver una cosa con la otra y simplemente ha sido una casualidad, o tal vez una causalidad, que haya leído yo estos dos textos en el mismo día y me hayan parecido a mí relacionados de alguna forma.
Sea como fuere, el caso es que entiendo, en este extremo referido, mejor a Pessoa que a Borges. Entiendo ese conjunto de "yoes" que afinan ese yo definitivo (sin referirme, claro está, en mi caso a heterónimos si es que fuera Pessoa por estos derroteros) y, entiendo también (y muy bien, además) ese sentirse absolutamente nadie aunque esté mucho más justificado en mi caso, evidentemente, que en el de F.Pessoa.




Regias

Una de mis orquídeas_Sandra Sánchez


¡Con qué elegancia pierden sus flores las orquídeas! No se marchitan - como las de otras plantas- todas a la vez ni se quedan mustias prendidas a su vara mucho tiempo con ese color apagado de la muerte. Ella, la orquídea, va dejándolas ir poco a poco, las deja caer una a una... creo, incluso, que en el mismo orden en el que fueron abriendo al nacer.
Y cuando, por fin, se queda la orquídea desnuda de todas sus flores, aún le queda la vara que mantiene - cual cetro-  con ese orgullo y esa dignidad regia, intactos.




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