© Hilario Barrero |
PRÓTESIS
A mi madre
le han
puesto una rodilla de titanio.
Tiene
ochenta y un años y una gran cicatriz.
Camina por
la casa.
Debajo de
la piel
guarda el
ruido de todos los serruchos,
las
lágrimas de los primeros pasos,
la
ausencia del ausente.
Y una
rodilla metálica y fría
como mi
corazón.
De Cuadernos De Humo Dieciocho. Editado por Hilario Barrero
¡Excelente poema!
ResponderEliminarYa lo creo Catkatracha!! Gracias por comentar.
EliminarSaludos!