La pareja se besaba en la calle como si ésta no fuera más que un cuadrilátero donde el resto del mundo era sólo mero espectador.
Apasionados, jóvenes, con una vida por delante que parecía que nunca se fuera a consumir. El universo a su alrededor y ellos en el centro de él. Ni crisis, ni problemas, ni apuros a fin de mes, sólo ellos, solos, el uno abrazado al otro.
Dos bocas, dos lenguas, cuatro labios...de eso se componía su mundo.
Un móvil celoso sonaba en uno de sus bolsillos, insistente, impaciente, como queriendo romper el hechizo en el improvisado ring.
No lo consiguió. Lo intentó en el otro bolsillo. El ataque fue poco certero.
La pareja hizo caso omiso. La indiferencia es el peor castigo. Gancho directo al hígado.
Luego sonó un aviso de sms, en un móvil, en los dos móviles y ellos, inmóviles, seguían besándose indiferentes a la tecnología. El teléfono se dió por vencido: K.O. técnico.
Duración del combate: 4 llamadas perdidas y dos mensajes.
Cuando por fin se despidieron, ambos leyeron su sms. No era importante, no podía haber nada tan importante como para dejar de besarse.
Una nueva victoria.
By Pulgacroft
Imagen tomada de http://velasquezmildred.tumblr.com/
Pues claro, como no diferenciemos las cosas realmente importantes en nuestra vida iremos de culo. Y el movil o los cacharritos no lo son, nunca, en ningún caso, en ninguna vida. Son un medio, nunca un fin.
ResponderEliminarNo hay nada tan importante como no poder parar de besarse, bueno... quizá mirarse a los ojos, pero después, acto seguido, seguir besándose.
ResponderEliminarun abrazo del regalodetupresencia
El amor es es el mejor sentimiento del mundo y el movil un toca pelotillas.
ResponderEliminarDesde luego no hay que dejar de besarse para coger una llamada!
Acabo de descubrir tu blog.
Nos seguimos leyendo: :-D
Y que el mundo espere.
ResponderEliminarBuen relato, un saludo también aquí.
Pues hicieron muy bien porque a veces nos olvidamos de que las llamadas y los mensajes se pueden dejar para otro momento, pero los besos nunca sobran.
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