Esta tarde he asistido al acto en el cual se ha fallado aquí, en Oviedo, el XVIII Premio Alarcos de Poesía. El galardonado ha sido David Hernández Sevillano con su poemario "El reloj de Mallory".
El título de la obra ganadora se corresponde con un hecho real: la muerte del alpinista Mallory durante un intento de escalada al Everest. Su cadáver fue hallado 50 años más tarde con un reloj sin manecillas.
El jurado ha valorado que «el libro se basa en esta anécdota para interpelar a los lectores desde una mística de la escalada, por la naturaleza del ser humano y del tiempo» y ha destacado «la celebración de la luz y de la naturaleza, inserta en una traslación formal pulcra y depurada, bendecida por alusiones a grandes maestros, como Claudio Rodríguez».
Como presidente y portavoz del tribunal ha actuado el poeta Luis Alberto de Cuenca y como vocales, le han acompañado la directora de la Cátedra Alarcos de la Universidad de Oviedo, Josefina Martínez; Carlos Marzal, Premio de la Crítica y Nacional de Poesía; el editor Chus Visor; la poetisa Aurora Luque, y el profesor de la Universidad de Oviedo y crítico literario José Luis García Martín. Por parte del Gobierno regional ha participado el director general de Cultura y Patrimonio, Martín López-Vega, que ha presidido el acto. (Fuente: ElComercio.es)
A su vez, recogía el premio de la anterior convocatoria el poeta valenciano Emilio Martín Vargas, que fue galardonado el año pasado por su poemario "Todo el mundo me mira".
LA PAZ ESTÁ EN LAS MATEMÁTICAS
Solo
lo que amo y deseo
hasta el punto del terror
me sobrevive, nada
es real hasta que sangra, en mi ordalía
no acepto más abrigo que la culpa
ni más paz que la espera
bajo este cielo enmilagrado:
líbrame,
señora de mis abismos,
de contemplar la vida como quien contempla,
para intentar comprender su naturaleza,
un animal disecado.
Emilio Martín Vargas "Todo el mundo me mira" (Visor libros, 2019)
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