"Dizziness" Iman Maleki |
Leía siempre sentado en
el resquicio del muro de la calle. Hiciera sol o estuviera nublado a punto de
llover...Las piernas cruzadas y el libro apoyado en ellas. Enfrascado,
concentrado, atento a cada línea y cada párrafo no levantaba la cabeza. No sé
si era consciente de que yo le observaba, supongo que no y de ser así tampoco
creo que le importara.De pelo cano, el lector tenía una edad respetable sin ser
viejo. Arreglado, pulcro en sus zapatos, aunque informal. No tenía pinta de
intelectual ni de nada concreto, tan solo era un hombre leyendo, pero la
atención que demostraba en el libro me llamaba la atención. De vez en cuando
subía las gafas que se deslizaban por la parte baja de su nariz.Cada día a la
misma hora pasaba por allí y allí me lo encontraba. Más de una vez intenté
averiguar qué libro leía, sentía la intriga de saber si eran poemas o era
novela, de saber qué autores le gustaban, si extranjeros o españoles... Nunca
lo conseguí, apoyaba el libro en su rodilla y me era imposible descifrar el
título. Tampoco le vi nunca levantar la cabeza, no pude saber de qué color eran
sus ojos o cómo era su sonrisa, no pude saber si su mirada era alegre o
transmitía tristeza.A su lado, tenía una pequeña caja de cartón.
Jamás le eché una moneda. Y ya no sabré si al hacerlo pasaría una página a modo de "performance" o seguiría leyendo sin percatarse del sonido del metal...o si simularía no darse cuenta para no tener que levantar la cabeza y mirar a los ojos de quien le daba limosna.Nunca me atreví a dársela. Supongo que el profundo respeto que me infundía me hacía pensar (quizás equivocadamente, no lo sé) que ese gesto sería rebajar la dignidad de aquel lector que siempre estaba leyendo en el resquicio del muro de la calle, aunque hiciera sol...o estuviera nublado a punto de llover.
Jamás le eché una moneda. Y ya no sabré si al hacerlo pasaría una página a modo de "performance" o seguiría leyendo sin percatarse del sonido del metal...o si simularía no darse cuenta para no tener que levantar la cabeza y mirar a los ojos de quien le daba limosna.Nunca me atreví a dársela. Supongo que el profundo respeto que me infundía me hacía pensar (quizás equivocadamente, no lo sé) que ese gesto sería rebajar la dignidad de aquel lector que siempre estaba leyendo en el resquicio del muro de la calle, aunque hiciera sol...o estuviera nublado a punto de llover.
siempre que alguien ageno a mí me llama la atención de alguna manera...sobre todo esas personas que te cruzas todos los días en el mismo lugar y casi a la misma hora ...me quedo un rato observandolos,como tu, sin estar segura de que se den cuenta o no :S imaginando quien será,en qué trabajará . ...No sé,mil tonterías!Siempre me he preguntado si alguna de esas personas me ha observado alguna vez a mi sin que yo me diera cuenta y haciendose las mismas preguntas ...GLUB!!
ResponderEliminarUn recuerdo muy bonito. Somos sociales por naturaleza y llegamos a hacer "nuestro" a personas con las que diariamente nos cruzamos, aunque no tengamos ningún contacto.
ResponderEliminarPero las prisas, la desconfianza, etc han hecho que nos volvamos más cerrados.
Y si no, ¿ qué pensarías de alguien que se te pone a hablar en la calle o en el autobús ?
Vivimos en sociedad, pero no somos sociales.
RaTa, pues posiblemente también nosotros seamos observados sin darnos cuenta y seguramente alguién se preguntará todas esas cosas también...al final aunque distintos, somos todos muy parecidos...
ResponderEliminarThe Bertos, es cierto, y luego si un día "falla" esa persona te preguntas qué le habrá pasado...pero sí, somos seres sociales en una sociedad mucho más asocial de lo que debiera.
Pero pero era un pobre muy raro. Jamás he visto a un tío pidiendo limosna y leyendo, y menos sin levantar la vista. No me extraña que te llamara la atención.
ResponderEliminarSomos desconfiados con razón chicos, supongo que sabéis, por usar el tema de la mendicidad, que los pobres están organizados y son mafias las que los colocan aquí o allá y les dicen lo que tienen que hacer y decir, llegando a utilizar bebés ajenos que están maltratados o a mutilar a los que van a pedir para que nos den pena. Todo un submundo espantoso de esclavitud, parecido a la prostitución.
Cyllan salvo el tono un poco literario que me he permitido (no sé si lo he conseguido o no) es cierto, así pidiendo y leyendo y con buena pinta...
ResponderEliminarLo que cuentas, lo sé lo de las mafias y las cosas horrorosas que existen sobre el tema. Impactante!