Leo en el "Libro del desasosiego" de F. Pessoa: "El corazón si pudiese pensar, se pararía".
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Detenerse a contemplar la quietud de una flor, la lenta caída de una hoja, el persistente e incansable flujo de la marea sobre la playa. Paladear un verso dejando que nos acaricie el alma... Intuir que sólo estamos aquí para aprender a contemplar la vida que nos rodea y así poder ser plenamente conscientes de la nuestra. Aprender a admirar mirando y, así, poder vivir en consonancia y a través de esa admiración consciente. Ése debe ser el fin y no un mero entretenimiento en tiempo de ocio. El resto: la prisa, la transacción, la apariencia, el mercantilismo, la emoción superficial... es sólo atrezzo (intuyo).
Totalmente de acuerdo, Sandra, las prisas nos hacen pagar un precio demasiado alto a diario, renunciando a pequeños placeres que parecen en peligro de extinción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así lo pienso yo también, Rebeca. Gracias por tu visita.
EliminarSandra.
Desconocía tu blog, Sandra. El texto que he leído es muy hermoso. Gracias por compartir.
ResponderEliminarBesos y feliz semana.
Hola Isabel! una alegría verte por aquí. El blog lo tengo ya desde el 2007 y ha ido evolucionando bastante con el tiempo. Me gusta mucho mantenerlo, es más lento que las redes sociales y eso me gusta.
EliminarMe alegra que te guste el pequeño texto Isabel, era una reflexión a vuelapluma simplemente.
Un abrazo fuerte,
Sandra.
He pasado unos días en las sierras de Portugal, haciendo sendas verdes de silencio, naturaleza y agua de la montaña; y a cada paso sentía las confidencias del paisaje, ese rumor que pregunta por el empeño en destruir tan hermoso conjunto de verdad y belleza. Gran abrazo, querida poeta.
ResponderEliminarEstoy segura de que has tenido grandes conversaciones en silencio con tan buenísimos interlocutores, amigo José Luis.
EliminarUn abrazo fuerte y bienvenido, siempre, por aquí.