"El escalón vacío y otras consideraciones", es un compendio de reflexiones del poeta José Cereijo sobre temas como Poesía, Arte, Música e incluso Fotografía, por ejemplo el capítulo que dedica al fotógrafo gallego Virxilio Viéitez, el cual, yo no conocía y sobre el que me ha resultado muy interesante investigar un poco por la red y conocer parte de su obra.
Y ésa es una de las cosas que más me gustan de algunos libros; la capacidad que tienen para hacer que me interese por el tema que están tratando y hacen que yo misma quiera saber más y lleve a cabo, paralelamente a su lectura una labor complementaria, por mi parte, de indagación.
Y ésa es una de las cosas que más me gustan de algunos libros; la capacidad que tienen para hacer que me interese por el tema que están tratando y hacen que yo misma quiera saber más y lleve a cabo, paralelamente a su lectura una labor complementaria, por mi parte, de indagación.
Así pues, "El escalón vacío" ha sido para mí, aparte de un libro muy entretenido y ameno, un instrumento que me ha resultado muy útil para, en unos casos, ampliar conocimientos y, en otros (la mayoría), acercarme por vez primera a temas y datos que desconocía completamente y que me han resultado substanciosos sobremanera.
Se queda este libro en mi estantería lleno de subrayados, pues José Cereijo se vale en sus consideraciones de múltiples citas y referencias que aparte de apoyar sus reflexiones, o de ser objeto de ellas, tienen, evidentemente, valor por sí mismas.
Trata el autor de temas tan variados, dentro de los generales que apunté al principio de este post, como la diferencia entre imaginación y fantasía; reflexiona sobre el papel del arte moderno, o más en concreto del arte conceptual, el cual descalifica valiéndose de ello en su exposición del cuadro de Magritte "Ceci n´est pas une pipe", y "Las meninas" de Velázquez; se plantea temas como la imitación como técnica literaria (me ha gustado mucho ese capítulo en el que valiéndose de la Poesía de Bécquer o de la Pintura de Goya se cuestiona cuánto perdería de valor una obra si fuera, por ejemplo, de uno de sus discípulos y no de ellos mismos, haciéndose preguntas como: "¿Si el cuadro no fuera de Goya, ¿cambiaría en él, por eso, una sola pincelada? ¿Habría que considerar que su valor artístico ya no es el mismo? Y si es así ¿por qué? "); en otro capítulo expone sus ideas sobre la autenticidad en la interpretación musical, y un poco más adelante se explaya en explicarnos por qué la poesía lírica es un género de ficción.
Algunos de los capítulos con los que más he disfrutado son los referentes a Cervantes y a Borges y me han interesado mucho las ideas de Cereijo sobre la frase de T. Adorno que afirmaba que no se puede escribir Poesía después de Auschwitz. Entre otras cosas, he subrayado esto en este capítulo: "En contra de lo que algunos tal vez piensen, en el Bukowski más detonante no hay más «verdad» que en Juan Ramón Jiménez, o más atrevimiento que en San Juan de la Cruz; lo cierto es precisamente lo contrario" o "Stalin, más lúcido que Adorno, no vio en la poesía un ornamento o un error que su propia sangrienta tiranía volviera prescindibles, sino, por el contrario, un peligro para ella. Y es triste, y quizá significativo, que la ingenuidad de Adorno y la demencia de Stalin han coincidido en intentar silenciarla".
Por no extenderme más, diré que "El escalón vacío" de Cereijo es un libro que para el que sea ampliamente conocedor de los temas que trata le resultará interesante por la posibilidad de establecer con el autor un debate, ya que estarán de acuerdo en cosas y, seguramente, en desacuerdo en otras; y para personas, como yo, que no tienen ese nivel de conocimiento, les resultará un libro ameno, curioso y atractivo por el aprendizaje que de él obtendrán sin duda alguna.
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