Foto: © Darren Moore |
Miro por la ventana. La calle está prácticamente
desierta, y no es que, de normal, haya demasiado bullicio pero sí coches
subiendo y bajando y, sobre todo, en segunda fila. Siempre abarrotada. Hoy no,
hoy están aparcados y no hay ni uno más ni uno menos. Las ventanas cerradas.
Silencio. Siempre me ha gustado asomarme a la ventana un rato y observar. Hoy
es especial. Hoy observo el bloque de enfrente, las casas, los edificios... los
búnkeres en los que se han convertido, de repente, los hogares. Veo a un vecino
que se asoma. Mira a derecha e izquierda, observa también la calle.. Hay un
momento en que nuestras miradas se cruzan y hoy, casi puedo adivinar lo que
está pensando. Cierra la ventana. Un mujer sola camina por la acera con un
perro, se para al lado de la papelera, apaga la colilla en su borde y la tira
dentro. Un simple gesto también es lucha (aunque hoy ésa, es otra guerra).
Sigue. El perro va moviendo la cola ajeno a un mundo que estos días vive con
inquietud.
He comido mientras veía con atención el comunicado de Pedro Sánchez. Estamos en
Estado de Alarma, alarmados ya lo estábamos antes pero creo, que todavía no lo
suficiente hasta hoy. Al coger una servilleta de papel me fijo en que es de
ésas enormes de no sé cuántas capas. La he cortado a la mitad, no sé, la
sicosis de la celulosa de estos días parece que cala hasta los huesos. Me he
dado cuenta de que con la mitad he tenido suficiente, y entonces he pensado en
la cantidad de cosas que desperdiciamos de continuo: papel,plástico, agua,
comida... ruido…
LLevo toda la tarde en silencio. A diario suelo estarlo si estoy en casa, pero
hoy parece que el silencio es más espeso y se extiende como la niebla. Y pienso
en eso y en el contraste que debe ser ahora mismo un hospital en urgencias. Y
pienso, también, en todo el personal sanitario que lucha metido de lleno en el
estrés y en que sin embargo a mí, a nosotros, al resto de la población lo único
que se nos pide es calma y que nos quedemos en casa. Seguramente somos muchos
los que también lo estamos haciendo en silencio. Es curioso, quizás esta guerra
la gane el silencio y la calma, la quietud, la inacción. El distanciamiento.
Sí, pero sólo físico, porque yo hoy, no sé por qué, y aunque no se lo diga de
palabra, me encuentro más cerca que nunca de muchas personas.
#QuédateEnCasa #YoMeQuedoEnCasa
Nos sentimos cercanos manteniendo las distancias.
ResponderEliminarAbrazos.
Cierto, Alfred. Así es. Saludos y abrazos distantes y cercanos para ti también. Seguimos!!
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