Soy alérgica a tu ausencia.
El vacío de la cama
me provoca sarpullido
de tristeza y desazón.
Estornudo sin parar
adioses y soledad,
y los ojos
-por las mañanas-
se me enrojecen con
la sequedad del silencio.
Llevo todo el día
tu pañuelo en el bolsillo
pero creo que es peor:
a su tacto mis manos
supuran añoranza…
He bajado a la farmacia
por si hubiera algún remedio,
pero me dicen que,
contra esto,
sólo recetas de Tiempo.
-Pulgacroft-
El tiempo sí que lo cura todo. Un gusto leerte, Sandra.
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