En
aquel reino desértico sólo crecían cactus. A su rey, de carácter inconformista, se le ocurrió ni más
ni menos que promulgar una pragmática ley: todos los habitantes plantarían un
rosal, a ver si así había posibilidad alguna de
enriquecer la flora de aquel inhóspito y yermo territorio.
Pero la tozuda tierra arenosa, sólo daba rosales sin flor y amenazantes espinas
se envalentonaban en resecos tallos. El monarca tenía una de ellas clavada en
su corazón: carecía de vástagos… así que harto de tanta espina promulgó otra
ley más rocambolesca aún: se eliminarían
todos los pinchos de los cactus. Lo único que consiguió fue que en aquel mundo desolado
sólo hubiera rosales sin rosas y cactus sin pinchos.
Cuando el rey murió, nadie le pudo
llevar flor alguna y como no tenía descendencia, se dio la ironía
de que a partir de entonces, también fue un reino sin rey.
Palabras obligatorias: cactus, rey, pragmática, promulgar, ironía.
Foto tomada de aquí: http://isb84.blogspot.com.es/
Te ha quedado triste, pero qué bonito. Algo así como la vida misma.
ResponderEliminar¡Besos!
Gracias Patricia, besosss
ResponderEliminar;)