Pronto
caducaron
mis hojas
sin tus palabras
y se llenaron
de completo vacío
mis (a)brazos.
Desnudo,
me arraigué a la tierra
con fuerza,
esperando la siguiente
primavera,
brotes tiernos
de cariño...
Pero
hasta el tiempo
-paciente-
se congeló,
con el frío
de tu olvido…
Y ahora vivo solo,
entumecido
en un invierno permanente,
sobre una alfombra blanca
de recuerdos con escarcha.
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