Verba volant, scripta manent.

Maldito karma




Sufriendo lo indecible por amor me descerrajé un tiro. No fue en la sien, ni fue tampoco en la boca. Apreté el gatillo con el pulgar, temiendo que la falta de tino y mi torpeza habitual desviaran la bala. Pero tuve suerte, se alojó rauda, entre aurícula y ventrículo paralizando ipso facto el engranaje. Dejé de sufrir, de amar, de existir… o eso pensaba yo hasta que, entre sorprendido y atemorizado, me descubrí unas hermosas alas de mariposa revoloteando por tu estómago.





6 comentarios:

  1. Será que a la encarnación de Eros no se la mata así como así. Bonito tu minirelato.

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  2. Ah, y muy bien esa cabecera pompeyana. Tan significativa.

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  3. Nueva presentación, muy lograda.
    Parece que se dio cuenta algo tarde.
    Buen micro ;)

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