Verba volant, scripta manent.

La librería

Librería en Salas_Sandra Sánchez


“Qué, ¿qué tal está el día?”, dijo desde detrás del mostrador. No me extrañó la pregunta pues la librería, aunque espaciosa, seguía siendo más bien un cubículo sin vistas a base de tanta fotocopiadora, tantos libros y tanto material escolar esparcido por doquier. Cruzamos unas trivialidades sobre el tiempo que, precisamente, por estar como estaba la mañana, esto es: de perros, invitaba la cosa a desahogarse.
Entré allí por nostalgia. Era la librería a la que solíamos ir en los años de la Facultad; con las fotocopiadoras siempre echando -casi literalmente- humo, igual que las rotativas de un periódico, como los pistones de un tren a vapor… Todas las fotocopias de temarios, programas y libros las solíamos hacer allí. Por entonces aún pagábamos en pesetas. Día tras día ahí estaba él al pie del cañón, fotocopiando, engusanillando,,, metido en aquella cueva desde la que no se sabía- apenas- si era de día o de noche, si hacía sol o si, por el contrario como ayer, no acababa de escampar…
Ya digo, más de veinte años... Y entonces, sin más, al pasar por delante de la puerta, entré. No quería nada en concreto, simplemente entré. Estaba atendiendo a una chica, lo que me permitió, mientras tanto, echar un vistazo al sitio. Diría que seguía como siempre, si no fuera porque las fotocopiadoras estaban apagadas y porque él tenía unos kilos de más y todos esos años acumulados debajo de los ojos. Le compré, por justificar la entrada, un calendario de los tradicionales y, tras contestarle a la pregunta del tiempo, salí de allí.
Entré sólo por nostalgia, pero me fui con más nostalgia aún. Si no me hubiera dicho nada… pero ¡ay!, tuvo que hablar, entablar conversación, y entonces fue cuando ese “qué, ¿qué tal está el día?” me pareció aquel famoso y conmovedor “Decíamos ayer”... y de pronto, volví a sentir otra vez en mis brazos el peso de un manual de Derecho Romano.




4 comentarios:

  1. No sé si la frase "Decíamos ayer..." que le atribuyen a Fray Luis tendría alguna connotación melancólica, supongo que no, pero en el caso de tus personajes probablemente haya mecanismos ocultos que vinculan -no importa si pasan veinte o más años, siempre que se siga estando vivo, claro- y que generan de pronto un calor, como si no hubiera pasado el tiempo. Es bonito, por lo que tiene de reconocimiento, de personas y paisajes. La nostalgia ni mata ni cura, simplemente pone las cosas en su sitio: ese meditar años después de las vivencias del pasado tiene un gran valor. Luego, cada cual sabe si naufraga o se reconforta. Escribir pensando ya es una aportación de la nostalgia, ¿no?

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    1. "Escribir pensando ya es una aportación de la nostalgia" yo creo que sí, Fackel. Al menos en mi caso sí.
      Seguramente la famosa frase no tenía esa connotación en aquel momento pero a mí siempre me pareció emocionante y conmovedora, supongo que a (casi) todo tratamos (o trato) de darle una transcendencia que quizás no tiene pero es bonito pensar (las cosas) de esa manera, creo que yo...
      Gracias por tu comentario, Fackel.

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  2. Realmente el tocho de Derecho Romano, pesaba lo suyo ;)
    A veces es mejor no entrar según donde, la nostalgia es traicionera.
    Un abrazo.

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    1. Ya te digo que si pesaba! (aunque nada como el de Derecho Internacional! jaja)
      Pienso que ese matiz "traicionero" de la nostalgia es la que la hace todavía más especial, cierto, siempre se corre peligro entrando en ella.
      Gracias Alfred!

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GRACIAS por tu comentario.

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