Verba volant, scripta manent.

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No te quites la costra que te quedará marca. Dominique Vernay



Vuelvo al excelente libro de microrrelatos de Dominique Vernay y me encuentro en el último de ellos un "grumo" que bien pudiera estar escrito hoy mismo a pesar de que el libro ya lleva unos años publicado.

En sus microrrelatos, D.V. disecciona muy bien al ser humano, y aunque lo suele hacer desde el humor (no es, precisamente, el caso de éste que muestro), todos ellos resultan mordaces y con un punto agridulce que hace que la sonrisa banal se transforme en un lúcido toque de atención.

Un libro, en mi opinión, más que recomendable. Lo he disfrutado mucho a pequeñas dosis.

"No te quites la costra que te quedará marca" de Dominique Vernay. 2013.







Tus pasos en la escalera. Antonio Muñoz Molina


Cada vez me gustan más los libros que hablan del ser humano: de su naturaleza, de su condición, de cómo se comporta...  ya sea en primera persona - como es el caso de éste- o en cualquier otra. Cada vez me interesa menos la historia que cuentan y mucho más el cómo lo cuentan. Cada vez menos el final y más el desarrollo. Y todo esto que me interesa se da en "Tus pasos en la escalera" de Antonio Muñoz Molina, que empecé a leer por casualidad (estaba en novedades en la biblioteca de mi barrio y lo saqué) justo al comienzo de este confinamiento.  Y el caso es que esta novela tiene bastante que ver -supongo, claro, que sin pretenderlo el autor que qué iba a saber él de estas circunstancias cuando lo estaba escribiendo- con esta situación que estamos padeciendo: una especie de "fin del mundo" (esperemos que no llegue a tanto aunque yo sí espero que sea el fin, en muchos aspectos, del mundo que estábamos creando hasta ahora) que nos hace estar en casa. Muchos de nosotros, este confinamiento, los hacemos en soledad y enfrentándonos a nosotros mismos (lo cual, creo, que es algo bueno dentro de todo esto malo).
El "fin del mundo" al que se refiere el autor no es un fin inmediato de esos que vemos en las películas sino que se refiere más bien a ese deterioro a todos los niveles que podemos apreciar sólo con ver un telediario.
El protagonista espera, "casi confinado" en la casa de Lisboa a la que se ha mudado,  la llegada de su esposa desde Nueva York que no sabe qué día va a ocurrir. Mientras pasan los días y espera, cuenta cosas; cuenta cosas de sí mismo, de su vida en pareja, de las situaciones a las que se enfrenta en esa nueva ciudad donde no conoce a nadie. Por única compañía: Luria, su perra, y a sí mismo y sus pensamientos.
Me encantan los libros que me hacen reflexionar y que cuentan cosas (por supuesto bien contadas) y me da un poco igual lo que cuenten con tal de que me interese y de que me atrape la forma de contarlo.
"Tus pasos en la escalera" es la última novela de Antonio Muñoz Molina, autor del que me ha gustado todo lo que he leído, y es una novela "inquietante", psicológica, introspectiva...
Me ha gustado mucho y quizás, estas circunstancias tan especiales por las que estamos pasando le han dado el escenario perfecto para que conectase más aún con ella.

Así empieza:

"Me he instalado en esta ciudad para esperar en ella el fin del mundo. Las condiciones son inmejorables. El apartamento está en una calle silenciosa. Por el balcón se ve a lo lejos el río. El río se ve también desde la pequeña terraza de la cocina, que da a jardines y a balcones traseros de la calle contigua, a miradores con barandas de hierro en las que hay ropa tendida, ondeando en la brisa. al fondo de la calle, más allá del río, está el horizonte de colinas de la otra orilla y el Cristo con los brazos abiertos como a punto de levantar el vuelo."




Rasgar algo de vida. Diarios (2014-2016). Jesús Artacho

Rasgar algo de vida. Jesús Artacho


A Jesús Artacho, lector voraz, le sigo la pista ya hace unos años en su blog El Cuaderno Rojo. Allí comenta lecturas, películas, comparte poemas, y demás miscelánea. Es autor,  hasta ahora, de tres libros: “El rayo que nos parta” (2013) un libro de relatos breves, “Aproximación a la herida” (Baile del sol, 2016) libro de poemas, y “Rasgar algo de vida. Diarios (2014-2016)” que vio la luz en junio del año pasado. Y es precisamente este último sobre el que quiero comentar.

 “Rasgar algo de vida”, casi como su propio título indica es un libro que a base de “arañazos” (por seguir con el símil de la rasgadura, esto es, de entradas de cortas a cortísimas como suelen ser en este género), recrea (y cito textualmente la contraportada pues creo que resume perfectamente la esencia del libro) “un segmento de vida en sus múltiples manifestaciones, a través de un conglomerado de naturaleza híbrida que abarcan el aforismo, la prosa poética, la anécdota, el relato autobiográfico… Literatura en torno al yo [...]. Textos jalonados por referencias literarias y culturales, incursiones en el humor e inexcusable interés en el lenguaje.” Y es que, efectivamente, lo que primero se advierte en el libro es ese interés diría que, en ocasiones, un tanto exacerbado por el lenguaje que me hizo, varias veces, consultar el diccionario lo que, lejos de molestarme, me agradó y me motivó. Pero no sólo se nota dicho interés por el léxico sino también por el estilo, un estilo culto y cuidado hasta el detalle. Este “Rasgar algo de vida” de Jesús Artacho desprende verdad y observación, una mirada sincera que no sólo se fija en la vida que pasa por fuera, sino que también escudriña el centro de su persona dejando ver en varias entradas del libro una desnudez autocrítica con la que cuestiona, quizás a veces con demasiada severidad, no sólo su yo literario sino también su yo como persona humana: “Mis manos. Pequeñas, ridículas, delatoras, revelan que contravengo el mandato divino, al no ganarme el pan con sudor, con esfuerzo físico. Así tomadas, por sí solas, casi requieren una explicación vergonzosa. Inútiles, incapaces para lo práctico, pueden llegar a atufar a desidia de mal vástago. Y es que, a diferencia de las de mis ascendentes, no se muestran curtidas por el trabajo. Subrayan que, hasta la fecha, sigo otro camino. A veces puede uno llegar a mirarlas con una punzada de culpabilidad”.

En “Rasgar algo de vida” nos encontramos retazos de la vida en Cuevas Bajas (municipio del interior de la provincia de Málaga, rayando casi con Córdoba, de unos 1.400 habitantes), de lo que pasa en el pueblo, y de la vida de algunos de sus habitantes que J. A. encuentra peculiares.Interesantísimas las anécdotas que relata sobre algunos de sus vecinos así como las suyas propias en su relación con padres y hermana. Su día a día en su trabajo como bibliotecario también le ofrece a J.A. material para la reflexión y argumento para unas cuantas entradas.
 Y en ese transcurrir lento, propio de las zonas rurales, va aconteciendo la vida del autor que, con la habilidad de un buen escritor, hace que todo eso que nos refiere nos llegue a interesar hasta el punto de engancharnos.

Aunque el libro está salpicado por  referencias literarias y culturales, he echado de menos, eso sí, alguna referencia más a las lecturas del autor (las hay pero me hubiera gustado que hubiera más aún), algún comentario de lo que había ido leyendo o más cosas que le hubieran llamado la atención en el momento de la escritura de este dietario. Es cierto también que el humor está presente; un sentido del humor inteligente y mordaz con el que el Jesús Artacho examina y se examina en el mundo. Por poner un ejemplo no muy extenso: “Existe gente, y no poca, a la que la Sorbona no le suena a universidad parisina, más bien a nombre chusco de actriz porno o mote de prostituta. Conviene recordarlo de cuando en cuando”.

Me ha gustado muchísimo este libro y  creo que no defraudará al lector de dietarios o diarios, o simplemente a quien busque una lectura diferente y entretenida sin dejar de lado la calidad.

Dice el propio Jesús Artacho en la contraportada que será “con probabilidad la primera entrega de una serie en construcción”; y yo espero, de verdad, que así sea.




Un piano entre la nieve, de Isabel Marina


Un piano entre la nieve
Isabel Marina
Prólogo de Marcos Tramón
BajAmar Editores
Gijón, Asturias, 2018

La belleza de la añoranza

Es el segundo poemario de Isabel Marina un poemario hermoso y triste. Con esa belleza que desprende siempre la añoranza. Y quizás pueda, todo él, resumirse en el aserto de dos de sus versos: “todo lo vivido acaba para siempre, / y después sólo vuelve el recuerdo”.



“Un piano entre la nieve” es un conjunto de ochenta y dos poemas, en verso libre, bien articulados en cuatro partes: Origen, En el camino, Revelaciones y Resplandor. El piano – objeto estático, quieto, poco manejable-  es también instrumento que nos invita a viajar a través de las emociones que provoca su música. Isabel Marina nos propone precisamente ese viaje sensorial detenido, ya que nos lleva a un tiempo concreto del pasado: el de su infancia y su adolescencia (antepongo conscientemente el posesivo a estos sustantivos), pero también un viaje mudable que nos va desplazando en el tiempo a través de recuerdos y evocaciones, de momentos que destacan como si fueran piedras negras en contraste con la blancura de la nieve.

En su primera parte, Origen, Isabel M. hace un recorrido desde la infancia a la adolescencia. A través de todo el poemario los juguetes (generales y concretos) serán para la poeta las palabras en clave de los momentos felices, en los que suele aparecer además, la figura del padre, también añorado. Esos juguetes/momentos son deseados, escasos quizá y por eso precisamente tan valorados. No así la palabra infancia, que no es sinónimo, a mi entender, de felicidad sino más bien de un tiempo desvaído, un tiempo líquido que se escurrió entre los dedos sin haberse prodigado en momentos del todo venturosos. Se entreveran infancia y adolescencia y los juguetes son sustituidos por objetos, a veces determinados otras veces más genéricos, que Isabel Marina guarda en esa caja que es su memoria: “inocentes objetos que dejaste un día/sobre tu cama de adolescente”.

En el camino, es una transición introspectiva, una búsqueda interior en la que añora, además de momentos, a los seres queridos que ya no están. Si en Origen la mirada estaba detenida en las primeras etapas de la vida, en En el camino conviene, la poeta, en la necesidad de seguir hacia adelante- sin dejar de echar un vistazo por el retrovisor- consciente de todo lo que arrastra. Y es en esta parte del poemario donde, a su vez, el presente se convierte en espejo en el cual se mira para intentar conocerse o reconocerse: “Aún seguimos aquí/ navegando entre espigas que se mueven/ de cara al horizonte/ al son de la mañana/ aprendiendo a desvelarnos en el espejo/ mientras que la luz ilumina los espacios interiores que ignoramos […]”  Traen, los poemas, algo de esperanza en esta sección, sin abandonar el bello tono de tristeza.

En el tercer título, “Revelaciones”, la voz poética se posiciona en un presente esperanzador, por fin  algo de luz y ánimo renovado. “Nace la mañana en un clamor de luz” – dice en su primer poema-  Trata, asimismo, de enfrentarse a la realidad: “porque debemos/ vivir lo que nos resta/ porque aún nos quedan/ amaneceres nuevos/ realidades que esperan/ nuestro nacimiento interior”. Se perciben en sus versos menos inquietud, quizás cierto conforto en la contemplación sosegada: “Amo los paisajes desolados/ frente al mar del invierno”. Por otro lado, la palabra “muerte” va tomando, a su vez, protagonismo. Pero es una muerte que la poeta acepta rindiéndose  -ya en la tercera parte “Resplandor”- a su certeza desde la conformidad celebratoria de la vida en el recuerdo. La muerte/sus muertos se convierten en luz y apoyo para afrontar la vida y su presente. Toda la inquietud de la primera parte, se va calmando en un dejarse llevar, un mirar de frente a la muerte como esa mano que se tiende amiga a abrirle los ojos y a advertirle de la fugacidad de la vida. De ahí, por ejemplo, el poema Carpe Diem (uno de mis favoritos del libro) “Disfruta de esta noche con amigos, / de las conversaciones, de las risas, / […] la dicha de estar vivo sin preguntas”.


“Un piano entre la nieve” es un poemario lleno de lirismo y evocación. Doliente, bello y de profusa emotividad. Un poemario en el que Isabel Marina nos habla y se habla a sí misma, en el que se exorciza de la peor de las añoranzas: la de aquello que no llegó a ocurrir. Y se convence de que el pasado -con sus momentos hermosos y tristes- fue un camino necesario que la trajo/nos trajo hasta este presente digno, sin duda, de ser vivido.




(Esta reseña fue publicada originalmente en el número 17 de la Revista literaria "Anáfora"https://improntaeditorial.wordpress.com/anafora/, Julio 2019) 



La Biblioteca de Gregorovius: Poemas del frío. Sandra Sánchez

Muy agradecida al poeta y crítico literario Gregorio Muelas Bermúdez por su atenta lectura a mi Cuaderno "Poemas del frío" y por la reseña en su blog:

La Biblioteca de Gregorovius: Poemas del frío. Sandra Sánchez:     Poemas del frío Sandra Sánchez Cuadernos Heracles y nosotros, Gijón, 2018     Sandra Sánchez (Oviedo, 1971) publica...



RESEÑA DE "UNA MANZANA EN LA NEVERA" EN ANÁFORA


Comparto la reseña que hizo de mi libro de poemas, "Una Manzana en la nevera", el poeta Miguel Ángel Gómez para el número más reciente hasta ahora (número 14) de la revista Anáfora.


Muy agradecida y contenta.

Reseña de UNA MANZANA EN LA NEVERA de SandraSánchez en la Revista Anáfora



RESEÑA DEL POETA ANTONIO RIVERO TARAVILLO A MI POEMARIO


Antonio Rivero Taravillo
Antonio Rivero Taravillo

Siempre es una alegría y un honor habitar otros blogs, sobre todo cuando son de poetas como Antonio Rivero Taravillo que, generosamente, se hace eco de mi poemario y lo reseña.

http://fuegoconnieve.blogspot.com.es/2018/02/el-estreno-de-sandra-sanchez.html



Agradecida y feliz, por supuesto.




RESEÑA DEL POETA HILARIO BARRERO


Hilario Barrero
La alegría y el agradecimiento, por mi parte, de que el poeta Hilario Barrero haya reseñado mi poemario "Una manzana en el nevera" (Piediciones, 2017) en su blog "Por hache o por be", después de su atenta lectura.


Éste es el enlace a la reseña:




¡ Gracias !


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