- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor; solicito permiso para ir a buscarlo- dijo un soldado a su teniente.
- Permiso denegado- replicó el oficial.
No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente haya muerto.
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
- ¡Ya le dije que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿valía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y el soldado moribundo respondió:
- ¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:
- Estaba seguro de que vendrías.
Leído en un calendario.
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