Su
preferido fue el séptimo. Lo llamó Domingo y se relajó pensando que había hecho
un buen trabajo. Se abrazó a la nube más blanca y esponjosa, escuchó el rumor
del mar, el canto armonioso de los pájaros y se durmió profundamente.
Soñó con primaveras y con niños, con el sol y las montañas; pero pronto comenzó
a soñar con el invierno, con el frío, con palacios habitados por tiranos, con
balas y con guerras y con la explosión de una gran bomba que a punto estuvo de hacerle despertar… pero imposible. Ni por esas.
Quizás hubiera sido mejor ;)
ResponderEliminarAbrazos.
Yo prefiriría que, en una de éstas, despertara Alfred.
EliminarAbrazos!