© Jon Klassen |
AVISPAS
“Como
un enjambre después de recibir la pedrada de un niño”. Así, con esa forma tan
poética se describía, en el periódico local, el fatal suceso ocurrido la
antepasada noche, en Piedrarrosilla. El caso es que un grupo despiadado de
mozos se abalanzó sobre Jenaro, el auxiliar de farmacia cuando, a las ocho,
echaba el cierre. Le asestaron tal camada de palos que nada pudo hacerse por su
vida. El forense certificó la muerte a esa hora y las malas lenguas fueron
igual de puntuales a la llamada de la misa de difuntos. Nada decía la noticia
sobre los ríos de lágrimas que ahogaban el corazón de Don Ricardo, el
boticario.
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