Nadie
se atrevió a soplar aquel diente de león por miedo a que no se
cumpliera su deseo. El viento, en cambio, se dejó llevar por el
suyo… sopló... y vio a la flor desnuda.
© SandraSánchez
Para los #ViernesCreativos del blog El Bic Naranja
Verba volant, scripta manent.
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