PRECUELA
En el
lugar más recóndito de la isla, alguien se atreve a apoyar la mano sobre una de
sus inmensas patas salomónicas, su respiración en calma no presagia peligro
alguno. Nota la aspereza de su piel, dura y reseca -como corteza de árbol – y
es ahí, que el paso de los siglos se hace tan presente en el lugar, que todos
los miembros de la expedición enmudecen. Pero lo que les sorprende más aún, es
el hallazgo de aquel hombre diminuto, dormido al lado del enorme dinosaurio.
©SandraSánchez
Micro para los RelatosEnCadena de LaSER.
Finalistas y ganadora aquí: http://escueladeescritores.com/concurso-finalistas-rec-2016/
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