La
vergüenza que nos ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre.
Los que alardeaban de ser mis mejores amigos y que iban a tener el honor de ser
mis padrinos aquel día, dejaron también
aquella noche de dirigirme la palabra, al igual que la mujer que me juró amor
eterno y a quien un acto de debilidad le hizo sustituir amor por desprecio. Sin embargo, la que guardaba silencio, la
mujer que nunca me reprochó no haber acudido a aquella cita, la que nunca más
volvió a pronunciar la palabra “cobarde”, soportó con alivio la vergüenza seguramente
por no tener que haber llorado nunca el
duelo por su hijo.
-Pulgacroft-
(Microrrelato presentado a la VII Edición de RelatosenCadena de La Ser. La
frase de comienzo era " La vergüenza que nos ganamos aquella noche, en
cambio, nos acompañaría para siempre. ")
Desde luego ¡donde esté una madre!. Buen relato Sandra. Nos dejas todo un abanico de conjeturas para descifrar lo que tuvo que pasar para el "plante".
ResponderEliminarAbrazos.
Como dice Rafa, un relato abierto a muchas posibilidades. haces un gran homenaje a la madre, que siempre estará ahí.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Rafa Olivares, gracias!. Pues lo que pasó para "el plante" no lo sé ni yo pero tuvo que ser bastante gordo jaja o quizás sólo miedo, vete tú a saber...
ResponderEliminarAbrazos
;)
La Casa Encendida, ayyy las madres siempre, siempre estarán ahí sí!
Gracias, besicos!!
;)
Que gran historia, toda una novela en esas pocas palabras.
ResponderEliminarYo creo que hizo bien en no acudir a esa cita, supo seguir su conciencia y su corazón.
Abrazos
Una historia bonita. Con madres, hijos y el mundo y las circunstancias girando alrededor de ellos. Buena apuesta, sin duda. Mejor suerte para la próxima, Pulga.
ResponderEliminarA mí también me gustaría que el protagonista decidiese enfrentarse a la vergüenza y al escarnio en lugar de cargar en su conciencia con la muerte de alguien (y deducimos, claro, que tiene muchas más opciones de salir victorioso que su contrincante). Es una de las muchas opciones que plantea tu relato. Besos.
ResponderEliminarTu relato está abierto a muchas posibilidades. Yo me quedo con la decisión del protagonista de enfrentarse a la vergüenza y al escarnio para que la muerte de una personas no caiga sobre su conciencia (suponiendo, claro, que tiene muchas más opciones de vencer a su rival, por experiencia, o lo que sea). Besos
ResponderEliminarUy qúé mala, malísima es esa que calla y manipuladora. A mí me da la sensación de que es la amante que quiere que rompa con todo lo anterior e incluso le dice que no vaya ni al funeral de su hijo, o simplemente que abandona a su mujer embarazada o no podrá ejercer de padre como toca... bueno lo dicho relato de los que deja el final a la mente del lector y esos molan mucho!
ResponderEliminarHola, Pulga.
ResponderEliminarJó, qué bueno.
Un hombre y dos mujeres (seguro que una es la amante). Esa que sustituyó amor por desprecio no era su verdadero amor.
A mí me parece estupendo y me deja pensando aún más en la historia.
Felicidades, guapa.
Un abrazo.
Mejor un hijo vivo y con algo de oprobio que uno muerto con honor. Las madres son muy sabias.
ResponderEliminarGenial, como siempre.
Saludos
Hombre, Pulga, las cosas se hablan antes, que te dejen plantada no es cosa de buen gusto para nadie, ¡digo yo! Una madre respetuosa, por otro lado.
ResponderEliminarMe quedo pensando por qué no quiso casarse con él.
Enigmático el de esta semana.
Un abrazo Sandra. Ya no se me olvida tu nombre.
Yo confieso que me he perdido un poquillo con los personajes, pero en la relectura he encontrado a la madre y ya, todo bien. Pues nada, de valientes está lleno el cementerio ¿no? Un abrazo.
ResponderEliminarLas madres siempre aguantan con entereza cualquier vergüenza que provoquen los hijos. Me gusta este relato en el que se intuye a un individuo con doble vida.
ResponderEliminarSaludos.
La madre siempre interpondrá que su retoño esté sano y salvo a cualquier otra premisa. Así es.
ResponderEliminarBesos Pulga, me lo he tenido que leer unas cuantas veces pero me ha gustado el lugar al que he llegado al final.
El abandono de los amigos pasa desapercibido pero ahi está ne los peores momentos lo han dejado todos y todas solo, excepto ella, claro.
ResponderEliminarAbrazos y a por la siguiente.