Verba volant, scripta manent.

Alejandra Pizarnik 25 de septiembre de 1972

Alejandra Pizarnik


«No quiero ir
nada más
que hasta el fondo»



Tal día como hoy de 1972 moría en Buenos Aires mi querida Alejandra Pizarnik. Se tomó 50 pastillas de Seconal y dejó escritos en una pizarra esos tres versos. Estaba de permiso, de fin de semana, de un ingreso por una fuerte depresión en un hospital psiquiátrico. Tenía 36 años.



Despedida

Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro enamorado.
Tantas criaturas ávidas en mi silencio
y esta pequeña lluvia que me acompaña.




Contrariedad

Torre campanario de Santa Mª de Bendones_Oviedo_Prerrománico Asturiano_SandraSánchez


Con cada día que pasa la propia apreciación de mi pequeñez se va haciendo mayor. Pequeñez en lo que soy. Pequeñez en lo que escribo. Sólo la lectura alivia ese sentimiento y es, a la vez también, la lectura la que lo alimenta.




Ahora que se nos fue el verano

Flor_SandraSánchez


LO QUE QUEDA

Marchita la belleza de las flores
sobrevive, lozano, el pensamiento.

Y ése,
es tuyo para siempre.



De "Una manzana en la nevera" (Piediciones, 2017)



Libro de los silencios. Francisco Silvera.

Libro de los silencios. Francisco Silvera.

NOTAS DE LECTURA

Al igual que hay personas a las que nos gusta escuchar porque nos transmiten tranquilidad, o paisajes que con sólo mirarlos nos devuelven a la calma, o música que nos relaja… igual que escuchar el correr del agua de un riachuelo nos invita a la meditación y al sosiego, así es la lectura de la excelente prosa de “Libro de los silencios” del onubense Francisco Silvera (Huelva, 1969) y Premio Andalucía de la Crítica 2019.

Un narrador omnisciente nos acerca al personaje principal del libro, Lorenzo - persona de pocas palabras pero pensamientos profundos en su sencillez-  que vive la etapa final de su vida consciente e intensamente a través de la observación cotidiana y sosegada de la vida en su pueblo. Alejado de la ciudad, de sus prisas y de la vida moderna - que no entiende- Lorenzo, experimenta  en el silencio el sonido de su propia existencia a través de los sonidos del campo y de las rutinas de alguien que lo ha vivido ya todo.
Este “Libro de los silencios” es un libro bello, un festín del lenguaje, del uso de la palabra exacta, del léxico de la naturaleza, del paso de las estaciones y de la observación tranquila y serena del presente. Un homenaje al campo y a la vida rural.
De capítulos muy cortos (apenas una hoja u hoja y media por cada uno) que son, casi, relatos que se sostienen por sí mismos (pero a la vez muy bien hilvanados articulando el conjunto de la obra) en cada uno de ellos se contiene una descripción, una anécdota, un instante… y conviene - o así lo hice yo- leer de forma lenta paleando el poso de cada capítulo.

Hacía tiempo que un libro no me parecía tan bello, que un personaje no me calaba tan hondo.  Todo un hallazgo.




“Y Lorenzo mira al cielo, en las nubes ve acumularse todo su pasado y su presente que fluye; en la altitud celeste del celaje septembrino ve a sus familia, a sus amigos y a toda su alegría. Después mira al chaval caminando esforzado, la cabeza pequeña y viva, la espalda grande como de mulo, renqueando en el trasiego de la vida que le queda por delante y que le ha de decepcionar”.




Saña. Margo Glantz

Saña. Margo Glantz

NOTAS DE LECTURA


Si los libros tuvieran dientes en lugar de hojas y pudieran morder, uno de ellos sería "Saña" de Margo Glantz (autora que no conocía hasta ahora). Cuando menos extraño, "Saña" es un libro inclasificable, raro, de esos que te dejan un inexplicable sabor de boca, y no recomendable para todos los públicos. Como nos cuenta en la contraportada, el tema de "Saña" es su título, una exploración en torno a ese sentimiento más allá del rencor, del odio, de la inquina...

El libro consta de pequeños artículos (prácticamente uno por página), apuntes o reflexiones que funcionan de forma autónoma aunque también sutilmente conectados al abordar -principalmente- historias sobre los pintores Bacon y Spencer, las andanzas de Rimbaud o el músico Scarlatti y temas tan crudos y crueles como el holocausto nazi, la intolerancia hacia lo monstruoso y lo incompleto en el Antiguo Testamento, la moda o los museos de Nueva York.

"Saña" tiene ese extraño poder sugestivo de atrapar la mirada morbosa del lector, como cuando vemos un accidente en la carretera y reducimos la velocidad al pasar al lado de la ambulancia.
Este libro es uno de esos que me ha encontrado a mí en una biblioteca.

Transcribo dos de sus artículos que me han llamado la atención:

CUENTO DE HADAS
Hubo una vez una ciudad polaca llamada Oswiecim, con su castillo, varias iglesias, el amplio mercado medieval y una sinagoga. Fundada en 1270 por los alemanes, vivieron allí hasta 1457. Varios siglos después la recuperaron y se convirtió en el centro simbólico de la Alemania Oriental, a partir de 1940.
Fue entonces, y a la vez, una ciudad modelo y un campo de concentración con sus barracas, sus cámaras de gas, su crematorio y amplios espacios para trabajos forzados. Hoy se la conoce solamente como Auschwitz-Birkenau, quizá tambien como Oswiecim, próspero pueblecito cercano al campo.

JERARQUIZAR
La suciedad podría definirse simplemente como algo que no está colocado en su lugar.



Un despacho con vistas

Esta mañana tuve que ir, por trabajo, a hacer una consulta en una Consejería. Me atendió un funcionario detrás de una mesa en un pequeño reducto, dentro de una sala compartida. El sitio, aunque pequeño, no estaba mal pero lo mejor que tenía eran las vistas. Pude observarlas durante un pequeño lapso de tiempo en el que el funcionario tuvo que salir fuera: desde allí se veía un intenso cielo azul, algunas nubes quietas -de esas blancas y esponjosas que nos gusta mirar porque siempre nos recuerdan a cosas o personas conocidas- y un sol, extremadamente amarillo, de rayos iridiscentes que brillaba con fuerza. Recuerdo también una palmera de hojas muy verdes y un mar de un azul eléctrico; y luego a la izquierda, un castillo marrón de torres muy altas con banderas de colores ondeando. Mucho más cerca, una familia cogida de la mano se acercaba sonriendo.
Al poco, llegó el funcionario y tuve que volver la vista hacia la mesa iluminada por la luz artificial. Sentí no poder seguir disfrutando de aquel paisaje tan colorista.
Al salir, me fijé en una foto: era de una niña de unos 7 años que se parecía bastante a la niña que había visto antes cogida de las manos de sus padres, en el dibujo. Era rubia, como el funcionario, y firmaba "Marta" con letra grande y redonda...
Luego salí a la calle y hacía sol. Pero no era lo mismo.



EdificioDeServiciosMúltiples_Oviedo_SandraSánchez


Herencia


Man Ray - Les Larmes (Glass Tears, 1932)


No podía dejar de llorar. De dónde había surgido tanta lágrima era un gran misterio. La situación tenía el cariz de castigo divino, así que decidió aislarse del mundo por si, evitando los motivos para el llanto, pudiera éste cesar. Pero la soledad la llevó a un estado emocional tan extremo que acabó arrancándose los ojos. Fue inútil; de aquellas cuencas vacías brotaron, con fuerza, exuberantes cataratas. Se quitó, de una forma expeditiva al fin, la vida; y entonces sí, entonces su cuerpo se convirtió en un indolente desierto de sal.
Hace demasiados años, ya, que sus hijos lloran su muerte con una inquietante literalidad.


Recuerdos del futuro. Siri Hustvedt

Recuerdos del futuro. Siri Hustvedt

NOTAS DE LECTURA


La forma de narrar desde distintos espacios y tiempos (trae al presente actual el presente que fue en 1979, recogido en su diario) como si se tratara, a veces, de un puzzle, de ir construyendo la historia, interpretando recuerdos, la manera de relacionar personajes, de ir dejando pistas a lo largo de la trama o tramas que modelan “Recuerdos del futuro”, me ha gustado y me ha interesado mucho.
Me ha enganchado desde el principio por lo que tiene de thriller psicológico, de autoficción (podría decirse que el libro son unas memorias noveladas de la autora), por la cantidad de elementos metaliterarios, referencias a otros libros, obras de arte, por ese ensayo entreverado sobre feminismo, por sus alusiones filosóficas, etc, por el reflejo atrayente del ambiente intelectual de la Nueva York de finales de los 70 y sobre todo por la capacidad de ahondar en la propia memoria, real y ficticia.

Recomendaría abstención absoluta a lectores, "vocacionales y consagrados", de bestsellers playeros.




Una obviedad

Foto: Sandra Sánchez

Ayer, al cambiar de calle en un semáforo, se cruzaron conmigo dos señores mayores y entonces oí que uno le decía al otro “todas las flores se marchitan”. Sin más, descolgado de cualquier conversación (mientras esperaban a que abriera el semáforo estaban en silencio). Tampoco escuché respuesta por parte del otro señor, al menos, en el tiempo que tardaron en pasar. No sabré nunca la razón de esa frase (aparentemente) sacada de todo contexto, pero la sorpresa de escucharla a mi lado así, tan fuera de lugar me hizo pensar en ella, en su rotundidad y redondez, en su capacidad de contener tanto en tan pocas palabras: “Todas las flores se marchitan”; verdad absoluta, ejemplo de verbo transitivo, eufemismo para la muerte, clase de botánica, alegoría de la efímera juventud, dato empírico, verso libre, realismo puro, idea poética, hecho inevitable, ecuanimidad natural, lección de vida, inspiración artística, oración activa, cavilación pesimista, título de algo, pensamiento trágico, cruel paridad, poema en sí mismo. Una simple obviedad.


Un piano entre la nieve, de Isabel Marina


Un piano entre la nieve
Isabel Marina
Prólogo de Marcos Tramón
BajAmar Editores
Gijón, Asturias, 2018

La belleza de la añoranza

Es el segundo poemario de Isabel Marina un poemario hermoso y triste. Con esa belleza que desprende siempre la añoranza. Y quizás pueda, todo él, resumirse en el aserto de dos de sus versos: “todo lo vivido acaba para siempre, / y después sólo vuelve el recuerdo”.



“Un piano entre la nieve” es un conjunto de ochenta y dos poemas, en verso libre, bien articulados en cuatro partes: Origen, En el camino, Revelaciones y Resplandor. El piano – objeto estático, quieto, poco manejable-  es también instrumento que nos invita a viajar a través de las emociones que provoca su música. Isabel Marina nos propone precisamente ese viaje sensorial detenido, ya que nos lleva a un tiempo concreto del pasado: el de su infancia y su adolescencia (antepongo conscientemente el posesivo a estos sustantivos), pero también un viaje mudable que nos va desplazando en el tiempo a través de recuerdos y evocaciones, de momentos que destacan como si fueran piedras negras en contraste con la blancura de la nieve.

En su primera parte, Origen, Isabel M. hace un recorrido desde la infancia a la adolescencia. A través de todo el poemario los juguetes (generales y concretos) serán para la poeta las palabras en clave de los momentos felices, en los que suele aparecer además, la figura del padre, también añorado. Esos juguetes/momentos son deseados, escasos quizá y por eso precisamente tan valorados. No así la palabra infancia, que no es sinónimo, a mi entender, de felicidad sino más bien de un tiempo desvaído, un tiempo líquido que se escurrió entre los dedos sin haberse prodigado en momentos del todo venturosos. Se entreveran infancia y adolescencia y los juguetes son sustituidos por objetos, a veces determinados otras veces más genéricos, que Isabel Marina guarda en esa caja que es su memoria: “inocentes objetos que dejaste un día/sobre tu cama de adolescente”.

En el camino, es una transición introspectiva, una búsqueda interior en la que añora, además de momentos, a los seres queridos que ya no están. Si en Origen la mirada estaba detenida en las primeras etapas de la vida, en En el camino conviene, la poeta, en la necesidad de seguir hacia adelante- sin dejar de echar un vistazo por el retrovisor- consciente de todo lo que arrastra. Y es en esta parte del poemario donde, a su vez, el presente se convierte en espejo en el cual se mira para intentar conocerse o reconocerse: “Aún seguimos aquí/ navegando entre espigas que se mueven/ de cara al horizonte/ al son de la mañana/ aprendiendo a desvelarnos en el espejo/ mientras que la luz ilumina los espacios interiores que ignoramos […]”  Traen, los poemas, algo de esperanza en esta sección, sin abandonar el bello tono de tristeza.

En el tercer título, “Revelaciones”, la voz poética se posiciona en un presente esperanzador, por fin  algo de luz y ánimo renovado. “Nace la mañana en un clamor de luz” – dice en su primer poema-  Trata, asimismo, de enfrentarse a la realidad: “porque debemos/ vivir lo que nos resta/ porque aún nos quedan/ amaneceres nuevos/ realidades que esperan/ nuestro nacimiento interior”. Se perciben en sus versos menos inquietud, quizás cierto conforto en la contemplación sosegada: “Amo los paisajes desolados/ frente al mar del invierno”. Por otro lado, la palabra “muerte” va tomando, a su vez, protagonismo. Pero es una muerte que la poeta acepta rindiéndose  -ya en la tercera parte “Resplandor”- a su certeza desde la conformidad celebratoria de la vida en el recuerdo. La muerte/sus muertos se convierten en luz y apoyo para afrontar la vida y su presente. Toda la inquietud de la primera parte, se va calmando en un dejarse llevar, un mirar de frente a la muerte como esa mano que se tiende amiga a abrirle los ojos y a advertirle de la fugacidad de la vida. De ahí, por ejemplo, el poema Carpe Diem (uno de mis favoritos del libro) “Disfruta de esta noche con amigos, / de las conversaciones, de las risas, / […] la dicha de estar vivo sin preguntas”.


“Un piano entre la nieve” es un poemario lleno de lirismo y evocación. Doliente, bello y de profusa emotividad. Un poemario en el que Isabel Marina nos habla y se habla a sí misma, en el que se exorciza de la peor de las añoranzas: la de aquello que no llegó a ocurrir. Y se convence de que el pasado -con sus momentos hermosos y tristes- fue un camino necesario que la trajo/nos trajo hasta este presente digno, sin duda, de ser vivido.




(Esta reseña fue publicada originalmente en el número 17 de la Revista literaria "Anáfora"https://improntaeditorial.wordpress.com/anafora/, Julio 2019) 



Conejillo






Si dijera que sentí dolor, mentiría. Tan sólo percibí una extraña sensación parecida a un escalofrío. Esperé en aquella camilla la media hora que me indicaron, mientras miraba la blancura inmaculada del techo. Sonreí pensando en toda la miseria que se quedaría en aquella habitación, en la nueva vida llena de oportunidades que aquel pinchazo podría comprar para mi hijo.
Un nuevo pensamiento me arrancó de cuajo la sonrisa: la posibilidad, más que probable, de que yo ya no estuviera para verlo. El dolor se hizo entonces intenso, punzante, crónico.



Palabras para una imagen

© EUGENIO RECUENCO
© EUGENIO RECUENCO


ORISTILA me amaba con rabia.Sus caricias me dejaban unas marcas en la piel parecidas a los arañazos de un gato. Sus besos resecaban mis labios como si fueran el desierto de Atacama y de sus ojos pendían casi siempre unos hilos de ansiedad que le afeaban la mirada.
Oristila me amaba con toda su rabia. Ella creía que aquello era el único amor verdadero, que era yo quien no entendía la intensidad de su cariño. Hasta que le enseñé las cicatrices de sus dardos de pasión. 
La herí de muerte, lo sé; una imagen vale más que mil palabras y ella no gastó siquiera una en decir adiós. 
Se fue como quien va a dar un paseo.
Oristila me amaba con rabia. Ahora me odia con indiferencia… y duele más. Mucho más.



Cuando los tontos mandan. Javier Marías

Cuando los tontos mandan. Javier Marías


NOTAS DE LECTURA

He disfrutado muchísimo de los noventa y cinco artículos que contiene este libro de Javier Marías publicados en el suplemento dominical El País Semanal entre el 8 de febrero de 2015 y el 29 de enero de 2017.

Elegante, inteligente y bien educado en el estilo, carece, asimismo, de pelos en la lengua (o en el lápiz). Al autor de estos artículos, le importa poco que el conjunto de lectores esté de acuerdo con él o le pongan como hoja de perejil. No deja títere con cabeza ni aspecto actual de nuestra sociedad por criticar. Y es que, si una cosa hace bien J. Marías es criticar (en la primera de las acepciones que nos da el diccionario de la RAE), cosa que no hace, ni mucho menos, de forma gratuita; sobre todo lo que opina da argumentos razonados y razonables.Algunos artículos me han gustado más que otros y con algunos, como es lógico, no estoy en todo de acuerdo, pero todo ellos tienen el denominador común de estar escritos con total libertad ante lo políticamente correcto; y eso, para mí, los hace de gran valía en los tiempos que corren. Me gustan las personas que se atreven a decir verdades sin mirar para otro lado y Javier Marías se atreve y va de frente. Me gusta.
Se nota, también es verdad, cierta actitud "quisquillosa", supongo debida a la libertad que da ya la abundancia de años de poder decir lo que le venga en gana de una forma totalmente desinhibida y desenfadada, que no faltona.

Por otro lado, y en el aspecto literario, la prosa de Javier Marías es de una riqueza léxica indiscutible. Siempre la palabra exacta y certera para expresar con precisión sus ideas. Ha sido un auténtico placer la lectura de este libro, como todos los que he leído de Javier Marías.
Un lujazo.

Aviso: no apto para la masa borreguil que sigue, sin pensar, consignas heredadas.




Piedra y Luz


Piedra y Luz_Sandra Sánchez
Foto: Sandra Sánchez


Ni la suave luz de la mañana, que insiste cada día, ablandará el carácter férreo y riguroso del inflexible Tiempo. Tendrá benevolencia con la piedra de estatuas y catedrales, mas con nosotros - viajeros de carne efímera - no tendrá piedad ni compasión alguna.
Pasaremos resignados. La piedra, en cambio, permanecerá aquí sin inmutarse.

(La foto es de esta mañana. Aún no habían dado las 8 campanadas.)



Verdades





VERDADES

Me queda un regusto amargo en la boca cuando noto esas hilachas enredadas en mi lengua. Forman una especie de maraña de letras con caligrafía exquisita y bien definida. Palabras punzantes, certeras y lúcidas que se agarran firmemente a mis papilas gustativas. Hay quienes son capaces de deshacerse de ellas escupiéndotelas a la cara. Pero no es mi estilo. Prefiero la discreción de tragármelas sin que apenas te des cuenta. Aunque me indigeste. Como un gato con una bola de pelo.


Campos de Castilla


Campos de Castilla_Palencia_Sandra Sánchez


El paisaje diáfano de Castilla comparte con el silencio esa identidad austera y sobria de la soledad. Únicamente con el vacío alcanzan, ambos, el esplendor de su presencia. Y a mí me gusta escribir pensamientos, sobre el renglón de su horizonte, cuando paso.


Escribo...

... para salvarme de lo que pienso.




El orden del día. Éric Vuillard

EL ORDEN DEL DÍA de Éric Vuillard

NOTAS DE LECTURA

Narración en tercera persona que nos describe, escenas clave del ascenso del nazismo y su dominio en Europa, como la reunión secreta, en 1933, de Hitler con los más importantes empresarios alemanes (empresas que todos conocemos) en la cual son "invitados" a donar grandes cantidades de dinero que financiarán al partido nazi y cómo más tarde ese gesto sería recompensado con mano de obra gratuita proveniente de los campos de concentración. Muy interesante también la presión de Hitler sobre Austria, a través de la guerra psicológica mantenida con el canciller austriaco, Schuschnigg. Cómo se gana, a su vez, el silencio de los primeros ministros europeos, etc.
Y todo esto que podría parecer a simple vista un tema un tanto espeso, se me hizo (aparte de que la novela es corta, 144 páginas) muy entretenido y de lectura ágil por el estilo de Vuillard al contarlo. A mí me recordó a esa voz en off que acompaña a las imágenes en los buenos documentales, con el plus de que también nos va evocando la imagen de las escenas a la perfección, o a esas dramatizaciones de la radio que nos cuentan de manera excelente hechos de la historia.
Es una narración en forma de zoom, un acercamiento en primer plano a las escenas clave que cuenta esta novela.

Premio Goncourt 2017, no se trata de un ensayo histórico sino de la narración de unos acontecimientos dándoles una forma impresionista a medio camino entre el documental y la novela, en mi opinión.

Me ha encantado el estilo de Éric Vuillard y he disfrutado mucho de su manera de contar.
Creo, también, que no está de más su lectura en estos tiempos que corren.
A mí me hizo reflexionar.


"Nunca se cae dos veces en el mismo abismo. Pero siempre se cae de la misma manera, con una mezcla de ridículo y de pavor. Y uno quisiera tanto no volver a caer, que se agarra, grita. A taconazos nos quiebran los dedos, a picotazos nos rompen los dientes, nos roen los ojos. El abismo está jalonado de altas moradas. Y la Historia está ahí, diosa sensata, estatua erguida en medio de cualquier Plaza Mayor, y se le rinde tributo, una vez al año, con ramos secos de peonías, y a modo de propina, todos los días, con pan para las aves".




Reflejos


Reflejo_Catedral de Oviedo_©SandraSánchez
Foto: Sandra Sánchez

Quizás esos reflejos distorsionados, imperfectos, irregulares, asimétricos, quebrados, excesivos, confusos, barrocos, abigarrados, imposibles... de los escaparates, son los que nos muestran la realidad. Ésa que nuestros propios ojos son incapaces de ver.


Las pequeñas virtudes. Natalia Ginzburg

LAS PEQUEÑAS VIRTUDES de Natalia Ginzburg

NOTAS DE LECTURA

Todo un descubrimiento para mí, la escritora italiana Natalia Ginzburg (1916-1991).
"Las pequeñas virtudes" recoge once textos a medio camino entre el ensayo y la autobiografía.

Me ha gustado especialmente la descripción que hace en uno de los textos (no sé si llamarlos textos o relatos) , "Invierno en los Abruzos", sobre los tres años que pasa exiliada junto a su marido y sus niños en esta región de Italia, más en concreto en un pueblo cercano a Aquila. Me impactado la descripción "a pinceladas" del pueblo y su gente y luego el final, el final demoledor del relato.

Destaco también el "Retrato de un amigo" refiriéndose a Cesare Pavese (últimamente no hago más que encontrármelo) y a la ciudad de Turín (aunque no la nombre en el texto). Un relato contenido pero en el que se intuye, no obstante, la profunda amistad y admiración de la autora por el escritor. Llegaron a trabajar juntos en la editorial Einaudi (todo el libro me ha llevado a "investigar más cosas por mi cuenta). Un retrato que nos da una idea sobre la complicada personalidad Pavese pero también de su enorme generosidad con sus amigos.

De los once texto me quedo también de forma especial con uno en el que relata su pasión por la escritura, "Mi oficio", y cómo llegó a hacer de esa pasión, efectivamente, su oficio en la vida. Nos habla de cómo empezó fabulando a través de cuentos y poemas para pasar luego a la novela , al teatro y al ensayo, y de cómo el oficio de la escritura nace y crece en su interior y que, aunque se encuentre cómoda escribiendo, también es la escritura motivo de frustración y dolor muchas veces.


Un libro corto (164 pgs) que me ha gustado y sobre todo, interesado. Los once textos merecen la pena, sólo he destacado los que, subjetivamente, me han llamado a mí más la atención.
Una prosa sin adornos, sencilla, directa, clara y sobre todo, honesta. Volveré a esta autora en algún otro momento. Seguro.


"Porque este oficio no es nunca un consuelo o una distracción. No es una compañía. Este oficio es un amo, un amo capaz de apoyarnos hasta hacernos sangrar, un amo que grita y condena. Nosotros debemos tragar saliva y lágrimas, apretar los dientes, secar la sangre de nuestras heridas y servirlo."




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