Suspiró profundamente y recogió
dos cubiertos. Tampoco hoy comerían con ellos los dos hijos mayores. Las
excusas, las de siempre; el cansancio de toda la semana de trabajo hacía mella
en sus ánimos y la distancia tampoco ayudaba.
Los veía apenas nada y a pesar de los reproches de su marido, ella guardaba en
silencio todo el amor que sentía por ellos y nunca les echaba nada en cara.
Aquel jueves, al cabo de cuatro meses, todos los hermanos comerían juntos por
fin después de varios años.
Esta vez, entre ella y sus hijos, únicamente se
interponían las enormes coronas de flores de las empresas.
-Pulgacroft-
(Microrrelato presentado a la VII Edición deRelatosenCadenade La Ser. La frase de comienzo era " Suspiró profundamente y recogió dos
cubiertos ")