Le deseé que tuviera un buen
turno irónicamente, como siempre. La gente tiene la mala costumbre de morirse
por la noche, a horas intempestivas y así es imposible dormitar dos horas
seguidas. Con el tiempo, mi amigo y yo hemos desarrollado un humor negro con el
que sobrellevamos el trabajo en la funeraria: hacemos apuestas a que el otro
tendrá peor turno. Casi siempre gano yo, sus noches suelen ser mortales...
Al cabo de un rato sonó el teléfono y mi compañero lo cogió con desgana. Reconoció al instante la voz de mi mujer entre sollozos.
La de hoy, a mi pesar, ha sido una victoria pírrica.
Al cabo de un rato sonó el teléfono y mi compañero lo cogió con desgana. Reconoció al instante la voz de mi mujer entre sollozos.
La de hoy, a mi pesar, ha sido una victoria pírrica.
-Pulgacroft-
(Microrrelato presentado a
la VII Edición de RelatosenCadena de La Ser. La frase de comienzo era " Le
deseé que tuviera un buen turno")