Verba volant, scripta manent.

Cosas raras


                                                                                     COSAS RARAS

Bucear en el lago que había al lado de la casa acabó por convertirse en misión imposible. Desde que el lugar se puso de moda para practicar deportes acuáticos ya no hubo tranquilidad; así que no tuve más remedio que recoger los bártulos y buscar otro lago. Además, ya no había vuelto a ver a Brina, la chica de ojos tristes y cola de sirena que miraba siempre, con extraña fijación, la casa abandonada.

Antes de irme le eché un último vistazo. Creí ver una presencia tras los cristales, pero me di media vuelta, colocando hacia atrás mis escamas, y me fui. Yo no creo en cosas raras.




Ilusiones


ILUSIONES

Se levantó en mitad de la noche, aprovechando que la pequeña dormía. Sacó, con cuidado de no hacer ruido, la muñeca y la colocó en el sillón que estaba en frente de la puerta, para que pudiera verla nada más entrar. Volvió a mirar la carta, un poco rota ya en los dobleces, y esbozó una sonrisa al ver la letra redonda y grande que ocupaba casi media cuartilla: “ Queridos Reyes Magos, como este año he sido muy buena…”. En la cocina colocó tres tazas para sus Majestades y un recipiente con agua para los camellos. Ilusionada, volvió a la cama. Le costó dormirse pensando en la cara de su niña cuando viera la muñeca.

Por la mañana temprano fue a la habitación: “María,hija, despierta, ya han pasado los Reyes, mira a ver qué te han traído, vamos arriba” María abrió los ojos, miro los de su madre, se abrazó a ella, le dio un beso enorme y fue al salón. Lo primero que vio al entrar fue la Nancy, su Nancy. La que conservaba desde hacía casi cuarenta años. Volvió a abrazarla como en aquellos Reyes del 78 y lloraron juntas; su madre de felicidad.

Oimiakón


Oimiakón Oymyakón
Oimiakón/Oymyakón



OIMIAKÓN
 Ven conmigo, me dijiste. Y lo dejé todo. Me llevaste a Oimiakón. 
Al cabo de un tiempo todo comenzó a enfriarse y mi corazón se quedó helado; pero descubrí que, con un poco más de tiempo, el frío deja de ser frío y se convierte en otra cosa menos gélida pero con esa misma pátina que tiene el hielo y en la que todo resbala. Indiferencia. Fue entonces cuando fui capaz de regresar a casa, al calor del verdadero hogar.



Caldos de invierno


Dalí para Macbeth de Shakespeare
Dibujo de Salvador Dalí para la edición especial de Macbeth



“...Lomo de culebra de agua
vaya a cocer al puchero:
ojo de tritón, aleta
de rana,boca de perro,
lengua partida de vibora,
pelambrera de murciélago,
pata de lagarto, en el cocimiento
hiervan fuerte y con burbujas,
y hagan buen caldo de infierno.
Escama de dragón, diente
de lobo, cadáver seco
de bruja, fauces y panza
de tiburón traicionero,
raíz de cicuta, a oscuras
arrancada: de un blasfemo
judío, el hígado: hiel
de macho cabrío negro:
ramas de tejo cortadas
mientras la luna en el cielo
se eclipse: nariz de turco,
labios de tártaro, dedo
de niño ahogado en el parto,
en una zanja naciendo
de madre desgraciada:
hacednos un caldo espeso,
añadid las entrañas
de un tigre, y ya está el caldero”



"Macbeth" (Escena primera, acto IV) de W. Shakespeare.
Imagen: S. Dalí para la Edición especial de Planeta.



Un poema de Ernesto Frattarola


© Hilario Barrero
© Hilario Barrero

PRÓTESIS

A mi madre
le han puesto una rodilla de titanio.

Tiene ochenta y un años y una gran cicatriz.

Camina por la casa.

Debajo de la piel
guarda el ruido de todos los serruchos,
las lágrimas de los primeros pasos,
la ausencia del ausente.

Y una rodilla metálica y fría
como mi corazón. 




De Cuadernos De Humo Dieciocho. Editado por Hilario Barrero



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