Verba volant, scripta manent.

El ascensor

Elevator_Woman

De pronto el ascensor se paró en el segundo.
Entró y me miró fijamente a los ojos.Las puertas se cerraron y comenzó nuevamente el ascenso. Le dio al noveno sin preguntarme. Yo iba al quinto pero no dije nada.
Sus ojos comenzaron un reto que yo acepté de buen grado.
El duelo no resultó incómodo, muy al contrario sentí una extraña seguridad que nunca antes había tenido. La conexión fue perfecta, mágica, sensual, sexual, cómplice, amigable, embriagadora…
El ascensor llegó a su destino y las puertas se abrieron, pero nadie salió.
Pulsé el botón del quinto e iniciamos el descenso. El reto seguía en pie, sus ojos hipnotizaron los míos y una ligera sonrisa asomó a sus labios, o por lo menos eso me pareció. Yo también sonreí y la complicidad aumentó de grado; también mi calor interno. Ya no éramos dos desconocidos, éramos dos contrincantes en la partida más extraña que jamás había jugado…y que sin duda tenía perdida de antemano.
Cuando el ascensor llegó a mi piso sentí una gran añoranza por aquella eternidad perfecta que no volvería  , a punto estuve de no salir y de pulsar nuevamente el botón en un descenso infinito que no me hubiese importado que fuera hasta el mismo infierno, pero mi razón ganó la pequeña batalla al absurdo y crucé las puertas. Miré hacia atrás y vi como sus labios pronunciaban unas palabras inaudibles. No logré saber qué decían. Bajé corriendo las escaleras pero no llegué a tiempo, el ascensor descansaba vacío en el portal.
Subí a casa y una inmensa rabia inundó mi alma.
Desde entonces, me subo en todos los ascensores con la utópica esperanza de encontrarme nuevamente con aquellos ojos…pero hasta hoy solo he vuelto a tener esa… “extraña sensación de incomodidad” mientras hablo del tiempo con desconocidos…




Balanza

Hasta que decidimos volver a colgarla en la pared pasaron cinco años. Cada día de esos cinco años que lo intentamos fue un intento fallido.
-La muerte pesa demasiado para colgarla en el salón-, me decía mirando la foto de nuestro hijo desaparecido. Yo le observaba y no veía más que a un padre derrumbado; ya no quedaba nada del marido seguro de si mismo, alegre y optimista que había conocido.
Le di  el martillo y la alcayata, y encajé  la pena como pude, en la caja de herramientas.
Todavía hoy, veinte años después de aquel día,  me pregunto si al final pesa más la muerte…o la vida.





En el autobús...

...que me lleva al trabajo cada mañana coincido muchas veces con dos personas: un abuelo y su nieto. El niño va de uniforme y tendrá unos 8 años, el abuelo tiene unos cuantos más y no va uniformado.
Cada mañana cogen el autobús en la misma parada. El niño entra delante. Con paso ligero y alegre corre entra las personas que estamos ya dentro y se agarra a la barra cogiendo sitio para su abuelo, que llega detrás de él con paso más lento e inseguro.
El niño carga sólo con su alegría y sus pocos años, al abuelo le pesan los suyos un poco más y lleva consigo una mochila con ruedas llena, supongo, de material escolar...
Cuando bajan del bus, el nieto salta seguro, el abuelo baja detrás sujentándose a la puerta, dentro de poco quizás tenga que apoyarse en el niño...
Cuando los veo, no puedo evitar una sonrisa y pensar que, nunca tengo demasiado claro si es el abuelo el que lleva al nieto al colegio...o al revés.



Lápidas

Pasaron otros nueve años y te volví a encontrar...pasaste de nuevo por delante de mi puerta, pero seguiste de largo, esta vez no me viste, pero yo sí te vi a ti.
El olor a flores era intenso y lo inundaba todo. Te reconocí detrás de tus gafas de sol.
Despedías a esa persona en la que creías haberme encontrado a mí...pero no era yo.
Te vi agacharte y depositar flores a su puerta.
Te fuiste por el camino por el que habías llegado y volviste a pasar por delante de mi puerta...
Tampoco esta vez te paraste delante.



Cuerpos



Cuerpos que andan, que ríen, que lloran,
Cuerpos que sienten, que corren, que mienten,
Cuerpos que comen, que beben, que duermen,
Cuerpos que aman, que gozan,
Cuerpos que sufren.

Cuerpos que miran, que oyen, que escuchan,
Cuerpos que ven, que cantan, cuerpos que gustan,
Cuerpos que duermen, cuerpos que sueñan,
Cuerpos que roncan, que rondan
Cuerpos que tocan.

Cuerpos que hablan, que dicen, que gritan,
Cuerpos que esperan, que llegan, que marchan,
Cuerpos que venden, que compran, que cambian,
Cuerpos que odian, cuerpos que matan,
Cuerpos que callan.

Cuerpos que dan, que toman, que roban,
Cuerpos que curan, que rezan, que abrazan,
Cuerpos que ayudan, cuerpos que pasan,
Cuerpos que engañan.

Cuerpos que dudan, cuerpos que actúan,
Cuerpos que ofrecen, cuerpos que crecen,
Cuerpos que nacen, cuerpos que mueren,
Cuerpos presentes, cuerpos ausentes,
Cuerpos…sólo somos cuerpos.



Imagen: Spencer Tunick "NewcastleGateshead 9" (BALTIC Centre for Contemporary Art) 2005



D-funciones administrativas

Fueron recogiendo su partida de nacimiento, el libro de familia, el DNI, su pasaporte-como era de los que viajan lejos, tenía pasaporte-, la tarjeta de la seguridad social, el modelo 600 de autoliquidación del impuesto de trasmisiones patrimoniales de cuando hizo aquella sociedad civil, la escritura del piso que al final logró pagar junto a su mujer, la radiografía de su pierna derecha que se rompió jugando en la playa de la manera más tonta y nunca había querido tirar, recogieron incluso el plano de una pequeña finca que una vez tuvo que presentar en el catastro después de heredarla de su padre; las cinco últimas declaraciones del IRPF (en la última le salía a devolver) e incluso, el último informe de vida laboral que el Ministerio de Trabajo le había remitido (visto ahora parecía más un epílogo que otra cosa). El certificado de defunción fue lo último que introdujeron en la caja.
El traslado por el largo pasillo acompañado sólo por el sonido de teclados y fotocopiadoras a modo de enlutadas plañideras, se hizo largo y lento.Por último,metieron todo en la trituradora y poco a poco su vida de papel se fue deshaciendo en tiras…mezclándose cantidades con fechas, números con letras…Cuando terminaron, recogieron toda aquella burocracia símbolo de una sociedad civilizada…y la incineraron.
Depositaron las cenizas en una pequeña urna que colocaron en la planta 3ª izquierda, primer pasillo, estantería 2ª, en la letra D.




Distancias



"Desayunó en la cocina junto a su hijo viendo las noticias de las 7 en la televisión que había integrada en la puerta del frigorífico.
-Hijo, tienes que escuchar las noticias…estar informado es imprescindible hoy en día.
Su hijo le miraba con ojos tristes, una palabra asomó a sus labios, pero no se atrevió a salir.
Juntos, subieron al coche y el tiempo de trayecto al colegio se consumió con varias llamadas internacionales que su padre contestó a través del bluetooth…
A las 7.45 sabía perfectamente los puntos que habían subido o bajado las acciones que tenía cotizando en bolsa.
Dejó a su hijo en la puerta del colegio no sin antes darle el último consejo a través de la ventanilla bajada:
-no pierdas el tiempo en clase hijo, estudia y lee.
Antes de que su hijo pudiera contestarle, el coche se alejó a toda prisa.
Cuando llegó a su despacho y encendió el ordenador tenía un email del director de la sucursal de su empresa en Chicago, donde le informaba que en un tiempo breve volvería a España para reunirse con él. Luego echó un vistazo a la prensa nacional e internacional más importante y cuando se dio por informado prácticamente de casi todo lo que ocurría en el mundo, acudió a la sala de videoconferencias para reunirse durante una hora con uno de sus socios en Hong Kong. Las órdenes a su secretario fueron rotundas: “que nadie me moleste bajo ningún concepto”.
A las 8 de la tarde y de regreso a casa sintonizó como cada día la emisora de radio que le informaba de los sucesos de la tarde y fue entonces ,al escuchar la noticia de que de nuevo el acoso escolar era la causa del suicidio de otro adolescente, cuando se dio cuenta de que toda la información acumulada no había hecho sino desplazar a la única que nunca hubiera podido buscar por Internet, que todos los kilómetros de distancia que había acortado día tras día mediante la tecnología más puntera se unían hoy para formar una eternidad de años luz a la que estaba de su hijo…
Varias llamadas personales sin atender retumbaron en su cabeza al encender el móvil que no era del trabajo."


Malhumor





El día estaba triste y gris. Unos nubarrones negros acechaban como lobos en el horizonte.
Sin saber por qué, decidí acercarme a ellos. Conduje sin mirar el tiempo, sin tener en cuenta la distancia, mi objetivo eran los nubarrones negros. Quería entrar en ellos como una forma de suicidio alternativa. Cuando me estaba acercando, cuando ya casi los podía tocar con la mano, se abrió un claro y salió el sol. Insolente, cínico, despiadado, riéndose de mí y de toda la humanidad, se llevó consigo la negrura y la tristeza. Me avocó a la vida como quien tira un despojo al contenedor de la basura. Eso era yo para él, un despojo humano que no merecía todavía el don de la muerte.

“Maldita bola egocéntrica...” pensé.



Piercing xxL



A esta belleza me la encontré dando un paseo (el Junio pasado) por la costa de la playa de la Espasa en Caravia (Asturias). Me miró, le miré y cada uno seguimos a lo nuestro como si nada...
Eso sí, el piercing le quedaba "divinodelamuerte".




Espejismos

“DecalcomanÍa” de René Magritte



Me miré al espejo una vez más, despacio, sin prisa, me miré a los ojos fijamente, escudriñándome… me acerqué a mí mismo. Me acerqué tanto,  que mi nariz se quedó pegada a mi nariz…
Me alejé un poco y vi que las pupilas de mi otro yo enfocaban las mías propias para poder verme. Hice una mueca y mi yo espejismo la hizo también , a la vez, como era de esperar de una imagen seria como era la mía. Me di la vuelta y mi espalda pudo intuir otra espalda, volví a dármela y esta vez mi reflejo ya no estaba, se había ido…aburrido de sí mismo.





Literalidad




Le había dado tantas vueltas a la cabeza en los últimos días buscando una solución al problema que, ahora ya, derrotado y exhausto pero con la solución en la mano,era incapaz de darle media vuelta más para no tener que girar el cuerpo entero cada vez que miraba de frente.



El candidato

El candidato subió al estrado, se colocó ante los micrófonos y se quedó en blanco.
Intentó empezar pero no pudo, no sabía qué decir...no le habían preparado para la sinceridad y en estos momentos el mentir se le hacía muy cuesta arriba. El sudor apareció en su frente de improvisto como un Judas delator.
Sólo dijo una frase: “dicen que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo" y, apoyándose en sus muletas se bajó del estrado.



El rastro



Fue la dama más triste de París.
Vitoreada en muchas ocasiones, fue temida por algunos y respetada por todos. Alcanzó el éxito y conoció la fama, pero también la soledad.
No fue feliz. Durante toda su vida no hizo más que preguntarse por qué estaba tan sola si tantos hombres habían perdido la cabeza por ella y, también, alguna mujer. Siempre se preguntó por qué nadie se había quedado a su lado…
Y es que, todos ellos, tan sólo le dejaban un tenue y sutil rastro rojo que Madame Guillotine nunca supo cómo seguir.



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