Un poema mío perteneciente a la antología "Haz, con, di versos" (Edit. Nieva, 2018) |
Verba volant, scripta manent.
De todas las horas que
he pasado en mi vida en una biblioteca, no hay ni un solo minuto que no fuera
de felicidad. Me gusta andar entre las estanterías, ojear y hojear libros, leer
páginas sueltas… me encanta la sensación de adoptar por unos días un libro que
me haya dicho “llévame a casa” (sí, lo libros nos hablan, nos seducen, saben
cómo hacerlo y cuando eso pasa yo, al menos, no me puedo resistir).
Esta pandemia aparte de
todos los inconvenientes, incertidumbres y miedos ha traído consigo también el
cierre de bibliotecas públicas, esa especie de templos en los que muchos nos
adentramos a encontrar nuestra particular paz y bienestar; pero también se
acercan a ellas quienes la compra de libros nuevos se les hace cuesta arriba y
más ahora en las tremendas y actuales circunstancias.
Pues bien, me entero
hoy, de primera y fidedigna mano, que en Oviedo (mi Oviedín) sólo están
abiertas dos bibliotecas (La Granja y San Lázaro) pudiendo estarlo algunas más,
es decir, aun cumpliendo con todas las condiciones y lógicas medidas sanitarias
como son higiene, distancias, personal suficiente, tiempos de cuarentena y
ventilación… me consta que siguen cerradas unas cuantas bibliotecas públicas
como son las de Ciudad Naranco, La Corredoria, Ventanielles, Vallobín… el
porqué se me escapa, se nos escapa. Pero lo cierto es que parece que la
lectura, los libros, la cultura, no son artículos y bienes de primera necesidad
y que, si no hacemos lo posible por acercarlos a la gente, nos convertiremos en
una sociedad menos libre y más manipulable, más ciega, más intolerante…menos
feliz.
Este post no es contra
de nadie, sino a favor de los libros y las bibliotecas públicas, a favor de que
la lectura y la cultura esté lo más al alcance posible de todos. Es una
petición, a quien corresponda, al Ayuntamiento de Oviedo (ya que en En Gijón,
Mieres, Avilés y Siero están abiertas todas) para que - por favor – lleven a
cabo la apertura de estas bibliotecas que cumplen con todos los requisitos para
poder estar abiertas al público. En sus manos está que el Paraíso que Borges
siempre imaginó como “algún tipo de biblioteca” lo sea también, en ese sentido,
esta parte de nuestro Paraíso Natural.
Mi Bego |
© Kerry Skarbakka |