El llanto se
acumula en sus ojos
como la lluvia triste y estéril
se estanca en los charcos.
Ella bebe sus lágrimas
como esperando
que pase lo amargo del trago,
la acidez y el resquemor de la herida;
como si fueran un bálsamo
contra el espanto.
Hace ya tiempo que el plañido
que anega su estómago
ahogó también
las mariposas de antaño,
Las que ahora –muertas-se enquistan
de morado en su piel.
La angustia va cincelando
su pena golpe a golpe
y día tras día, la tristeza
viste su destino de luto.
como la lluvia triste y estéril
se estanca en los charcos.
Ella bebe sus lágrimas
como esperando
que pase lo amargo del trago,
la acidez y el resquemor de la herida;
como si fueran un bálsamo
contra el espanto.
Hace ya tiempo que el plañido
que anega su estómago
ahogó también
las mariposas de antaño,
Las que ahora –muertas-se enquistan
de morado en su piel.
La angustia va cincelando
su pena golpe a golpe
y día tras día, la tristeza
viste su destino de luto.
Se olvidó ya de vivir,
de quererlo siquiera.
Un día olvidó que no puede
permanecer el amor
donde anida el miedo,
ni existir ser humano
donde habita la bestia.