Sombra estaba harta de ser sólo sombra. Estaba cansada de estar siempre por los suelos o estampada contra una pared…estaba harta de que la manipularan, de que los niños jugaran con ella a su antojo y de que los mayores le pasaran indiferentes por encima. Su vida había sido vacía desde el comienzo, dependiente, esperpéntica en la forma, una vida sin fondo…estaba ya agotada de existir en tonos grises, quería color, quería divertirse, ansiaba alegría, ya no podía más con su existencia esclava de alguien o algo que no era ella misma, se hartó de conformarse, se llenó de rebeldía. Ya no soportaba que cada cual viera en ella aquello que quería ver…deseaba disfrutar de una personalidad propia.
-Si pudiera ser YO- …pensaba.
Sombra estaba harta de ser sólo eso, sombra…Y de repente un día, alentada por Esperanza, su amiga más optimista y arriesgada, decidió que podía cambiarlo todo, que nada era imposible, que las leyes de la física ya no la dominarían más…y tomando todo el impulso que su fuerza de voluntad le dio, saltó al lado contrario de sí misma...y dejó de existir. Así sin más, perdiendo todo lo que había arriesgado.
Esperanza por su parte, mostrando el lado más cruel de su persona, la olvidó, porque a Esperanza siempre le sobran amigos y... alguna vez, le falta compasión.