Cuando Lorenzo vino al mundo su madre supo que había
nacido una estrella.
De cabello rubio y mirada
refulgente, Lorenzo no pasó nunca desapercibido. Si bien no triunfó en el
sentido exitoso de la palabra, los aspectos personales de su vida que, al fin y
al cabo y a su juicio eran los más
importantes, brillaron con luz propia; así que puede decirse que Lorenzo tuvo una vida radiante.
Buen esposo y padre adorado
por sus hijos Lorenzo sabía como hacer que todo volviera a la calma después de
una tormenta familiar o entre amigos, teniendo siempre ese abrazo caluroso y
ese consejo que ayudaba a iluminar y a despejar las nubes en los problemas de
los demás.
El prematuro eclipse de Lorenzo
llegó con unas manchas en la piel y cuando su luz se apagó para siempre las
llamas transformaron en polvo su cuerpo.
Sólo su madre entendió por
qué en el momento de esparcir sus cenizas por el campo, éstas dejaron una estela brillante, como si fueran la cola de un cometa…
Texto by Pulgacroft.
"Todos somos polvo de estrellas" (Carl Sagan)