REGENESIS
La lluvia de fuego que lentamente devoraba la ciudad -
las ciudades de todo el mundo- como un castigo divino, no tuvo piedad de niños
ni de ancianos, tampoco sintió lástima de mujeres ni de hombres. Ni siquiera hizo
distinción entre ricos y pobres. Simplemente arrasó con todo, como habían
predicho los eruditos. Las brasas duraron largo tiempo y cuando por fin se
extinguieron, asomaron la cabeza las
únicas supervivientes del aquel Armagedón organizadas en grupos; aquellas cucarachas pisoteadas miles y
millones de veces por el Hombre heredarían la Tierra: reseca y polvorienta sí… pero libre al fin, de la plaga humana.
-Pulgacroft-
CONDENA
La lluvia de fuego que lentamente devoraba la ciudad amainó
de pronto, igual que había comenzado. Sólo caían ya goterones como de hierro
fundido que poco a poco también fueron cesando.
Tardaron mucho tiempo en reconstruirlo todo, en dejar la ciudad
igual que estaba antes de aquel diluvio de fuego, hasta que un día por fin,
dieron por concluida la tarea.
En el momento en que el alcalde inauguraba la placa con el
nombre del lugar, unas gotas abrasadoras
empezaron a caer de nuevo.
El letrero fue lo primero que comenzó a arder, ya sólo se leía la mitad de la
palabra: Infie
-Pulgacroft-