Letricidios premeditados

Miré hacia arriba, ya explotó el amarillo de la mimosa. -Pugacroft- Fotografía: Paul Downey

Surco los mares secos en un viejo vagón de tren. Navego a dos velas, siguiendo el rumbo que marcan unas nubes raídas. Capeo...

Te pedí besos hasta que me dolieran tus labios. Me diste versos hasta que te dolió mi lengua.                                ...

-Pulgacroft-

Te quiero Me quieres Te beso Me besas Te tengo Me tienes Te amo Me amas Te hiero Te apreso Te re-ten-go...

Del fresco verde asoma caprichosa la frágil flor. -Pulgacroft- Fotografía: "Fragilidad" d...

Al día siguiente, Cupido recuperó una a una todas sus flechas y los corazones volvieron a latir a su ritmo normal. Volaron las mariposas del...

Usted es el primero que la abre desde fuera, ya pensaba que estaba atascada. Se me ha hecho eterna la espera. Sé que seguramente le habr...

Puede que compartamos la máscara, también el disfraz, pero no compartiremos el baile. Yo escribiré versos para ti y tú los le...

Río sin pausa bajo el anciano puente parece quieto. -Pulgacroft- Foto de Ana Caballero (Puente romano de Cangas...

Versos fríos para ti que te gusta la nieve. Versos de escarcha por fuera, de calor de la lumbre por dentro. Vers...

Verdes los ojos al gato le han salido. Prole del bosque. -Pulgacroft- Foto: E. Requena

Soplaron vientos llevándose la ropa del bosque viejo; quedáronse los árboles vestidos de tristeza. -Pulgacroft- Fot...

Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd, justo después de arrancarle de la mano casi agarrotada, la llave que abría la caja ...

Permítanme LLorar, diluviarme, consiéntanme -si me fuera necesario- ahogarme en el triste desconsuelo o en la insole...

Foto de Silvia Grav No hay calor que redima a estos pies fríos de la sibilina y gélida muerte, que les arranqu...

Mis poemas tienen ojos y me miran, lloran, de cada lágrima salen letras mojadas en sal que resbalan de verso ...

"Mas no apresures el viaje. Mejor que se extienda largos años; y en tu vejez arribes a la isla con cuanto hayas ganado en el...

Sillas, mesas vacías; a tu lado, nadie; ni siquiera el calor de un café. Precipicio              s                de  ...

Sin saber por qué le di un puñetazo fuerte en el hígado, y luego otro más fuerte aún que le alcanzó de lleno las costillas. No se cubría ...